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1899 6 Agosto 2015

 

 

Relación Cuba-EUA
Carlos Villarreal

 

Monterrey.- Como todos los de mi generación cincuentera (del siglo pasado) crecimos en los años de la guerra fría.

Era la época de una real y verdadera disputa mundial entre los sistemas predominantes: el capitalista y el socialista.

Hemos vivido la etapa del capitalismo, con más de 300 años de existencia, y el socialismo, desde 1917 hasta 1991, en la parte del oriente de Europa, quedando solo, lo que hoy conocemos como el régimen chino y el régimen cubano. Ambos regímenes bajo el mando de un partido comunista único.

Estados Unidos, quedó dolido hasta la médula porque en su patio de atrás un pequeño país se atrevió  a implantar un régimen no solo socialista, sino pro soviético. La URSS, su peor enemigo ideológico y físico, en el sentido del poder armamentista nuclear con los que cuentan aún, fue capaz de disuadir cualquier intervención de uno u otro.

Con este preámbulo, Cuba, efectivamente, es un Régimen Socialista, toda vez que no cuenta entre sus fuerzas productivas con propiedad privada sobre los medios de producción.

Así, sin propiedad privada, Cuba tuvo que poner en marcha una economía socialista; y ha vivido 50 años en medio de un feroz bloqueo económico que prevalece hasta nuestros días, pero que está en vías de extinción.

¿Cómo se dio el acercamiento entre Estados Unidos y Cuba? Este acercamiento se los impuso la propia realidad. Para los EUA ya era una pesada carga el hecho de tener bloqueado a Cuba en sus relaciones, contando con una comunidad importante de cubanos en su propio país, quienes –divididos y todo–, están de acuerdo –el 80 por ciento de la sociedad norteamericana, según CNN–, con el restablecimiento de relaciones diplomáticas sin condiciones.

Además, prácticamente todos los países del mundo han votado la moción sobre el rechazo mundial contra el embargo económico que pende en contra del país caribeño. Año con año, en la ONU se ha reprobado no a Cuba por su régimen, sino a los Estados Unidos por su bloqueo y su espíritu intervencionista, inherente a dicho bloqueo. Eso es una incoherencia, pues este país no bloquea a China, ni a Arabia Saudita, ni a otros países que mantienen regímenes autoritarios, o francamente retrógrados, en cuanto a los derechos humanos se refiere.

Por eso, la cordura imperó en Obama y para los cubanos sin duda será un alivio económico y social; y está por verse si ello es capaz hasta de cambiar el régimen cubano, sustentado en un alto grado de aceptación por parte del –sin duda– preparado pueblo cubano; más preparado y más sano que México y que la mayor parte de America Latina..

¿Falló el socialismo? Creo en el socialismo como un régimen superior al capitalismo, tal como creo que el feudalismo fue un régimen superior al esclavismo y el capitalismo lo fue en relación al feudalismo.

Creo en las teorías de la evolución, por lo que espero que Cuba continúe su marcha hacia un socialismo democrático y no vaya a equivocarse en abrirle las puertas al “Capitalismo Salvaje”, como se ha convertido este tipo de regímenes en el mundo. Basta ver a México y a los propios Estados Unidos (por cierto, “salvaje” fue un calificativo usado por el Papa Juan Pablo II).

Mientras, aquí en México, la tarea urgente sería la de reformar el capitalismo para que responda a las necesidades no solo de las ricos y la clase media, sino de los 55 millones de paupérrimos nacionales (según el dato de estos días del Coneval),  hombres y mujeres de carne y hueso que no saben si comerán mañana, ya no digamos bien, sino –al menos de 10 millones de ellos– algo.

A estos hombres y mujeres sin duda desesperados por subsistir dignamente, no les queda claro qué régimen democrático vive México. Votan muchos de ellos atraídos por las promesas casi siempre incumplidas año tras año, pero debido a su impreparación académica y a otras razones, no ven mejores opciones dentro del régimen democrático construido hasta hoy en México.

¿Habrá democracia en Cuba? Para el caso cubano, mejor prefiero que reforme el Socialismo, a que adopte el Régimen Capitalista, que si bien en algunos países del mundo ha demostrado grandes desarrollos económicos y sociales, pero también grandes contradicciones internas, para el caso de estas latitudes, en particular el Capitalismo observado en América Latina, no tiene mucho qué presumirle a Cuba, salvo los pobres y las desigualdades extremas; las corrupciones en el mundo de las finanzas y los negocios y también en la política.

Vale la pena mencionar, en relación a los regímenes de “libertades”, que por ejemplo, casi el 60 por ciento de los habitantes de Nuevo León no pueden ir a consumir a los centros comerciales (signo de la “modernización” y del “progreso”; aunque, eso sí, tienen libertad de ir, como igualmente tienen libertad de viajar a San Antonio, o a la Isla; pero, ¿pueden ir?); parece que los pobres mexicanos que no se quieren quedar con las ganas de ir, tienen que viajar  de mojados y sufrir las terribles consecuencias conocidas aquí y allá.

Recordemos que la democracia no es perfecta y de un solo diseño, se tienen en el abanico de opciones, muchas peculiaridades que la diferencian entre ellas. La de Estados Unidos, con sus dos poderosos partidos, mantiene un peculiar régimen presidencialista, democrático, con mucho cinismo, toda vez que rara vez le permiten existir o alguna viabilidad a otras o nuevas opciones.

Por ello, mi postura, al igual que los férreos defensores del libre mercado que acusan a los operadores de las propias naciones de ser los culpables de tantas fallas estructurales del capitalismo (éstos quisieran ver un capitalismo de libre competencia, pero la realidad les da un capitalismo libre de la competencia perfecta), es que yo quisiera pensar que las fallas del socialismo en Cuba y en la URSS fue la falta de los hombres que finalmente estuvieran al frente de estos procesos, y no del régimen o sistema como tal; y pienso que la historia le sigue separando su lugar al socialismo, como un régimen superior en todos los sentidos históricos al capitalismo, tal y como lo vivimos.

En Cuba la democracia existe. No la democracia de partidos, pero hay opciones de hombres, no de partidos. La gente en los barrios, el campo, la industria, la burocracia, los estudiantes, etcétera, elige a sus hombres y mujeres que los representen en la pirámide del poder, todos pueden ser elegidos.

No hay gente impuesta, como aquí (creo); por ejemplo, donde los partidos imponen a sus candidatos y la ciudadanía es algo así como rehén de éstos y más aún, imponen a representantes por la vía de la representación proporcional.

Aquí, como se vio en Nuevo León, la gente está harta de los partidos (signo del régimen democrático existente), porque ven la situación real del país y entonces identifican a los partidos como los responsables de tantos males. Ahora –por fin– la democracia mexicana ya cuenta con candidatos ciudadanos y/o independientes, algunos de ellos entre comillas.

¿Fidel se “rindió” a sus ideales con el restablecimiento de relaciones? Y la pregunta pudiera mejor plantearse como si creo que “renunció” a sus ideales; no lo creo, pues Fidel ya no renuncia a sus ideales, ni al Socialismo; Fidel lo ve como un instrumento para alcanzar sus ideales, que eran iguales a los del Che: construir un hombre nuevo, mejor con ellos mismos, con su sociedad y con la naturaleza.

Los más ilustres políticos con los que cuenta la democracia mexicana no poseen esos ideales, al menos en la practica así nos lo demuestran.

Y aquí, en un régimen capitalista, tales políticos y hombres en el poder la usan para proteger sus propios intereses o los de su grupo. Nada que ver con esos otros elevados e históricos ideales por los que la humanidad toda deberá algún día de luchar para tener los instrumentos que hagan posible la justicia social, igualdad de oportunidades; en pocas palabras, la felicidad; y en términos de nuestra generación, construir una generacion de “peace and love”.

Algunas religiones pueden tener algunos de esos altos ideales. El problema es que la religión por sí misma no puede dar los instrumentos materiales para alcanzarlos; mientras que la economía sí.

 

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