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1926 14 Septiembre 2015

 

 

Guerrera del micrófono
Hugo L. del Río

 

Monterrey.- El periodismo es el más bello de los oficios. Ejercerlo es un regalo que nos da la vida. Carmen Aristegui no necesita premios: tiene el aplauso, la confianza y el apoyo de millones de mexicanos. 

En un país serio, su reportaje sobre la casa blanca le hubiera merecido algo equivalente al Pulitzer. Aquí, la nota, tan difícil de trabajar, le costó el empleo. 

En los 57 años que llevo en la profesión, me ha tocado ver varias veces ese drama que estruja: el editor o concesionario despide al reportero porque la información exclusiva que ganó le pisó los callos a un anunciante de importancia o a papá gobierno. Como dijo el director de un periódico al propietario: “dénme la lista de los intocables porque no soy adivino”. Hasta ese extremo hemos llegado. 

Carmen se defendió como lo que es: una guerrera. Hizo sudar sangre a MVS pero, al final, se impuso la combinación de poder político, riqueza económica y corrupción a lo bestia. La reportera radiofónica puso en evidencia a la familia presidencial y pagó el precio de su profesionalismo. 

En México, un hombre de Prensa se puede hacer rico fácilmente. Es tan sencillo quemar incienso a los pies de los ídolos. Los sueldos son “austeros”, como decía un millonario editor a sus reporteros y redactores. Pero hay mano libre, complementaba. Sí, hay muchos “colegas” que estudiaron con Judas Iscariote en la misma escuela. 

En los medios escritos la deformación profesional y moral es un problema muy serio, pero en radio y TV deja de ser problema para convertirse en cataclismo de proporciones bíblicas. Carmen siempre supo que estaba corriendo un riesgo. Con bravura y amor al oficio aceptó el desafío. 

Enrique Peña Nieto nunca lo supo, es casi seguro que todavía no lo sabe, pero su “política” de represión agigantó a Carmen y le dio proyección internacional. 

Hoy, los empresarios dueños del universo mediático nos tienen divididos. Pero, algún día, esto también pasará. En un país gobernado por corruptos, la Prensa no es, ni mucho menos, el Cuarto Poder. La abominación mancha a todas las instituciones y a millones de personas. Pero no a todos. Nos ilumina el sol de Guatemala. Si ellos pudieron, nosotros también podemos. 

Sé que Carmen sufre porque su vida es el micrófono. Sin embargo, tiene a su disposición otros foros. Hoy no la escuchamos pero la leemos. La periodista vive, pelea, informa. Peña Nieto –es tan ignorante, el pobre– no sabe que la palabra pierde una que otra batalla, pero siempre termina por ganar la guerra. 

Pie de página
Cinismo les sobra. Pero, ¿tendrán, Enrique Peña Nieto y Rodrigo Medina aplomo para hacer frente a la multitud la Noche del Grito? Uno anticiparía fuertes sacudidas a los árboles genealógicos, gritos de “¡ratero!” que, en ambos casos se usarían no como adjetivos sino como sustantivos y otras manifestaciones del hartazgo y el desprecio. EPN tiene una salida fácil: lanzar en Dolores Hidalgo vivas a los héroes que nos dieron patria. Rodrigo podría, desde luego, hacer lo mismo en Mina, municipio que lleva en el corazón. Veremos.

hugo1857@outlook.com

 

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