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1928 16 Septiembre 2015

 

 

¿Todo atado y bien atado en el Congreso local?
Eloy Garza González

 

San Pedro Garza García.- El dictador español Francisco Franco pidió antes de morir que todo quedara “atado y bien atado”. La frase se hizo célebre y ahora aplica para Nuevo León.

Los partidos políticos del Congreso del Estado han dejado todo atado y bien atado, convirtiendo las componendas secretas en un instrumento de toma y daca, donde cada legislador cede poco y gana mucho. Nada mejor para ellos que la política como manto sanador dónde cubrirse unos a otros y solaparse mutuamente. 

El gobernador Rodrigo Medina finalmente se saldrá con la suya, porque el PRI acaparó la Comisión de Hacienda, con lo que se aprobarán sus cuestionadas cuentas públicas. Se salvará así no del escarnio popular pero sí del juicio legal que lo pondría contra las cuerdas. Será materia de burla pero no carne de presidio; sospechoso señalado, pero no procesado. Todo atado y bien atado.

Margarita Arellanes salvará también sus cuentas públicas tan denunciadas públicamente, porque negoció a su vez con los responsables del gobierno estatal, y sus alfiles de diversos partidos en el Congreso local, que responden a una misma línea de mando, esa que se obedeció ciegamente a lo largo de seis años. Todo atado y bien atado.

Los legisladores independientes malbaratándose, sometidos a la cuerda del amo por unas migajas que les saldrán muy caras en lo personal y en la cancelación de su futuro como figuras públicas. Pero da igual porque a ellos sólo les importa el sonar de las monedas sucias; esas con las que se compra la conciencia de los mediocres y las mentes de corto plazo. Todo atado y bien atado.

El partido que no fue movimiento y menos ciudadano, porque responderá al gobernante en turno, como legitimador desde la Comisión de Gobernación. Su abstención de votar será una confesión de complicidad. Un estigma que lo marcará a lo largo de esta legislatura. Con el tiempo veremos migrar de sus filas a los futuros funcionarios públicos del Ejecutivo estatal, en premio a sus oficios de tinieblas y su dignidad por lo suelos que acabará por borrarse con el paso de los días y la absolución de sus jefes. Todo atado y bien atado.

Los partidos satélites bien lubricados, más priistas que los priistas, más medinistas que los medinistas, más paleros que los peores paleros. Pero que nadie se presta a engaño: esa ha sido la función del PT, del Panal y del PVEM, en el juego de las componendas que no se llaman por su nombre. Es la única razón de su supervivencia en la arena pública. Nada nuevo bajo el sol. Todo atado y bien atado.

Sin embargo, sí hubo algo nuevo bajo el sol el pasado 7 de junio. Los electores modificaron el tablero de juego y las reglas de la política en Nuevo León: a los legisladores, partidistas o independientes, el suelo se le hunde bajo sus pies y ellos siguen bailando al son del viejo poder. No perciben que legislarán en otras condiciones, en circunstancias inéditas, en escenarios desconocidos para sus cabezas pequeñas y su cortedad de miras.

No todo les ha quedado atado y bien atado. Los nudos están flojos y pronto se reventarán, porque el ciudadano de a pie, ese que votó esperanzado, comienza a fastidiarse prematuramente y está a punto de exigir el cambio que tanto se le prometió.

 

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