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1937 29 Septiembre 2015

 

 

Vulcanos olvidados
Hugo L. del Río

 

Monterrey.- Héroes en la inopia. El Cuerpo de Bomberos es, posiblemente, la única corporación digna de respeto, afecto y admiración. En sus tres escalones, el gobierno, desde hace rato, abandonó a los vulcanos.

Estos hombres escriben a diario la más noble de las epopeyas: salvar vidas humanas. Nadie puede decir una sola palabra en contra de ellos: los apagafuegos son, quizás, los únicos servidores –ellos sí– de la sociedad que no asesinan ni secuestran, no roban ni cobran derecho de piso.

Su tarea no se limita a apagar incendios. Lo mismo cierran un escape de gas que neutralizan un panal poblado por abejas agresivas. Ninguno de estos caballeros se hará rico. Ellos lo saben y no les importa. Como decía mi abuela doña Cande: “Son gente de la de antes”.

Durante años y años han estado trabajando con las uñas. Pero la reciente tragedia de Escobedo los dejó, prácticamente, sin equipo. Ya no tienen material con qué trabajar. Hace poco tuvieron que cerrar una estación: no la podían mantener. Recorren nuestras calles en busca del apoyo económico que les niegan gobernadores y alcaldes. ¿Para qué piden dinero? Para comprar los insumos que necesitan para proteger nuestras vidas y patrimonio.

Habráse visto: si se trata de adquirir los elementos necesarios para protegernos, los círculos de poder responden con avaricia. La Heroica Corporación no tendría problemas económicos si Rodrigo Medina o Margarita Arellanes les hubieran canalizado durante una semana los pesos que tiran a ese cubo de basura que es la televisión. Igual podrían, en singular auto de fe, quemar los billetes: nadie comulga con las ruedas de molino que nos ofrecen en la pantalla chica.

Estamos a pocas horas de cambio de gobernador y alcaldes. ¿Tendrán los nuevos gobernantes la sensibilidad para entender que necesitan dotar a los tragahumo de carros bomba, extintores, mangueras, ropa de trabajo y todo eso?

Quisiera ser optimista, pero la experiencia me dice que no puedo darme ese lujo. Ojalá me equivoque.

Pie de página
Papá gobierno tuvo un gesto de generosidad: subió el salario mínimo a setenta pesos al día. Ah, se me olvidaba: con diez centavos adicionales. Qué poca madre. El más modesto regidor de Iturbide, Nuevo León, gasta más en un desayuno.

hugo1857@outlook.com

 

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