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1946 12 Octubre 2015

 

 

Vuelve el fuero militar
Hugo L. del Río

 

Monterrey.- El general Salvador Cienfuegos está convirtiendo al Ejército Mexicano en una Guardia Pretoriana. En una nación respetuosa de las leyes y las instituciones, hubiera sido inaceptable la humillación que infirió el secretario  de la Defensa a los diputados de la Comisión Especial del Caso Ayotzinapa.

En un país bien gobernado, el  trato degradante que dio el militar a los legisladores le hubiera costado el cargo. Desde luego, los congresistas tienen su parte de culpa. Ellos no tenían por qué acudir a las instalaciones de la SeDeNa para cambiar impresiones con Cienfuegos: es el general secretario quien tendría que haberse hecho presente en las oficinas del citado comité.

A los padres conscriptos no les permitieron el ingreso con celulares, ni grabadoras, ni cámaras. Tampoco dejaron entrar al adoratorio supremo de Marte a los asesores de los representantes populares: tus representantes, amigo lector; mis representantes. Una vez que se dignó recibir a los miembros del Congreso de la Unión, el titular de la mencionada Secretaría declaró, olímpicamente, que él sólo obedece órdenes del Presidente de la República. Es un exceso de arrogancia.

Al igual que todos los mexicanos, el secretario debe respetar la Constitución, las leyes que de ella emanan, los mandatos judiciales y los tratados que tiene firmados México con organismos internacionales. Cienfuegos juega al papel de ser único dueño del patriotismo cuando remarca que no acepta las directivas de organizaciones extranjeras.

En este caso, se refiere a los análisis y las recomendaciones del Grupo Interdisciplinario de Expertos Internacionales, GIEI, de la OEA. Pero su “patriótico” comentario incluye a varias comisiones de la ONU que coinciden con los estudios del GIEI. Por lo demás, en el mundo entero han sido denunciados los crímenes y abusos contra derechos humanos en que ha incurrido el personal castrense bajo las órdenes de Cienfuegos.

Me pregunto si este miembro del gabinete presidencial se envolverá en la bandera mexicana para rechazar las órdenes que le gira el Pentágono. El general de cuatro estrellas aceptó, graciosamente, que los ocho parlamentarios ingresen al cuartel del 27 batallón de Infantería en Iguala e interroguen a los soldados, pero a condición de que un oficial esté presente en la sesión de preguntas y respuestas. Cienfuegos les dice a los Licurgos lo que pueden y lo que no pueden hacer.

Para actuar con tanta prepotencia se necesita sentir un gran desprecio hacia los civiles, sean o no sean funcionarios de alguno de los tres Poderes. Y, también, sentirse tan poderoso como para manifestar públicamente que, en tanto militar, no se siente obligado a acatar los ordenamientos legales y jurídicos.

Pero, al igual que los 120 millones de habitantes de lo que queda de México, Cienfuegos sabe que se puede dar ese lujo porque el gobierno de Enrique Peña Nieto es tan débil y tan incompetente que no puede poner en riesgo el  apoyo del estamento castrense. EPN gobierna sentado en las bayonetas.

México, dijo Luis Buñuel, es un país fascistoide alivianado por la corrupción. Hicimos retroceder el reloj de la Historia. El Ejército vuelve a tener fuero.

hugo1857@outlook.com

 

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