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1971 16 Noviembre 2015

 

 

Congreso independiente
Claudio Tapia

 

Monterrey.- Sin que nadie se lo propusiera, al votar por el ejecutivo “independiente” se logró la independencia del poder legislativo respecto del primero. Al Estado “independiente”, le corresponde un gobierno “independiente” y un Congreso independiente.

Tradicionalmente, el Congreso se sometía al Ejecutivo por la sencilla razón de que la mayoría parlamentaria provenía del mismo partido que el gobernante. Para muchos, ese era el escenario ideal aunque en la práctica se traducía en la desaparición de la división de poderes.

Luego llegó la alternancia PRI-PAN y con esta lo que mal llaman gobierno dividido. Los gobernadores de partidos fuertes tuvieron que convivir, al menos en una de las dos legislaturas de su periodo, con un Congreso en el que su partido no tenía mayoría.

La situación era manejable. “Convenciendo” a la chiquillada y hasta a un puñado de disidentes de la oposición, se lograba conjuntar al número de legisladores que, sumados a los del partido del gobernante, permitía alcanzar la mayoría simple o calificada en el Congreso.

Pero cuando el gobernador no proviene de algún partido no cuenta con la bancada respectiva. Los diputados que votaban a favor de las ocurrencias del gobernante de su partido, ahora siguen la línea que su grupo parlamentario les marca. Ahora se tiene que negociar o “convencer”.

Los que linchaban a los diputados por someterse a la voluntad del gobernador, ahora los descalifican por ejercer su autonomía y no levantar el dedo para apoyarlo. Y los defensores del pueblo que antes criticaban que el ejecutivo hiciera valer su derecho al veto, ahora lo aplauden para que por esa vía, frene al Congreso que se liberó.  

Parten de la falacia de que lo que proponen los “independientes”, poseedores únicos de los saberes cívicos, coincide con el interés general; y que por el contario, lo que surge de algún integrante de cualquier partido, sólo persigue intereses personales o de grupo. Puros contra corruptos. 

Los diputados de Movimiento Ciudadano que se autonombran independientes, tienen ahora un problema. Salieron jubilosos a anunciarnos que gracias a su gestión, por primera vez en la historia, Congreso y Ejecutivo habían dialogado y acordado retirar el Impuesto Sobre la Tenencia de Automóviles, de manera gradual y sucesiva.

Pero el gobernador lo pensó mejor y aunque fue promesa de campaña, ahora decidió que siempre no se debe retirar el gravamen. Vetó la reforma fiscal de la que todos estaban orgullosos, pero los diputados amenazan con que no lo aprobarán y que la ley reformada se publicará y aplicará.

Los coordinadores de las bancadas de los dos partidos mayoritarios y el presidente del Congreso proponen un debate público con él para analizar este asunto y el financiero que el gobernador también vetó, mientras que el ingeniero Jaime Rodriguez recurre a otros medios para convencerlos.

Ejecutivo y Legislativo no se están entendiendo. A menos que alguien active el freno de emergencia, el choque frontal previsto parece inevitable.  

¿Qué van a hacer los diputados “independientes”? ¿Qué tan independientes son?

Aunque su número no es significativo para inclinar la votación en el Congreso, tendrán que decidir entre apoyar el veto, aunque se exhiban como diputados del gobierno, resistirlo para probar su autonomía e independencia; o abstenerse para sobrevivir, simulando la representación de la que carecen.

Esperemos su pronunciamiento debidamente razonado.

 

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