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1974 19 Noviembre 2015

 

 

Modelo para armar en México
Eloy Garza González

 

Monterrey.- El Gobierno Abierto es un acuerdo que asume la gestión pública a partir de tres principios rectores: transparencia, colaboración y participación ciudadana.

Aunque el gobierno mexicano ha sido uno de los principales promotores de esta iniciativa global, suscrita hasta ahora por 64 países, de los cuales 15 están en América Latina, la verdad es que estamos muy retrasados en su aplicación práctica. En México, somos mucho verbo y poca acción; mucho ruido y pocas nueces. Una muestra de los alcances que puede tener el Gobierno Abierto la aporta Gran Bretaña.  

En ese país el Gobierno Abierto ha tenido un uso práctico y va más allá del simple diseño de una página web (como ocurre tristemente en México) donde puedan revisarse los servicios que presta el aparato público. Por ejemplo, los ingleses han diseñado una aplicación digital, derivada del “National Planning Policy Framework”, firmado en 2012, para darle a los vecinos de cada barrio poder directo para planear el desarrollo de su zona geográfica.

Mediante una especie de plebiscito digital, en la que se suceden varias etapas de votación, los vecinos deciden en dónde quieren sus viviendas, sus plazas y sus comercios. Luego, el gobierno procede a la construcción de la infraestructura adecuada. La planeación de barrio sustituye a la planeación urbana, mediante el principio de “cien son mejor que uno”. En otras palabras, dandole validez y uso a la inteligencia colectiva.

La planeación de barrio no constituye un requisito legal, sino un derecho que las comunidades en Inglaterra optan por utilizar. Desde luego, el plan urbano se discute con las autoridades públicas en la misma aplicación de smartphone que hace las veces de ágora digital. Esto beneficia a la comunidad, porque los vecinos juegan un rol más activo que el convencional, y sus proyecciones apuntan al crecimiento urbano ordenado para los próximos diez o quince años.

Son los mismos vecinos ingleses quienes, de manera democrática, otorgan a los particulares los permisos de construcción. Se evitan así los típicos actos de corrupción o tráfico de influencias, tan común en municipios de países como México. De manera que mientras en Gran Bretaña la planeación urbana es un plebiscito anual de vanguardia política, en México sigue siendo fuente de tranzas y corruptelas de alcaldes, gobernadores y parientes de gobernadores: una red que es todo lo que se quiera, menos social.

 

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