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1981 30 Noviembre 2015

 

 

Mal comienzo
Hugo L. del Río

 

Monterrey.- Adrián de la Garza empezó mal su trienio. Vaya con el alcalde que cuenta con cuarenta escoltas pagados por el gobierno del estado, más no sé cuántos guaruras que cobran en la nómina municipal.

Ni que De la Garza fuera tan importante. Su paso por la Procuraduría no dio pie para que nadie se hiciera ilusiones sobre la calidad de su administración. Es un policía y, solidario con su gremio, está colocando a judiciales en puestos de responsabilidad. Estamos fritos. En el palacio de cantera vemos a una orquesta que no tiene director. Y el palacio de cristal es ahora, por obra y gracia del flamante edil, un cuartel de gendarmería.

El broncogobierno se limita a dos que tres tareas: desmentir el martes lo que Rodríguez Calderón dijo el lunes; pedir paciencia a los nuevoleoneses y, clara manifestación de que guerra civil habemus,  desautorizarse los unos a los otros. Como dice el viejo proverbio español: en esa casa todos hablan mal de todos y todos tienen la razón.

El síndrome de Jaime Heliodoro, hablar primero y pensar después, contagió a Jorge Longoria quien, a lo que parece, conoce tanto del transporte público como este tecleador de astrofísica. JL tuvo la gracia de anunciarnos, hace unos días, que iba a autorizar a los taxistas a cobrar una tarifa más alta. Como buen burócrata, nos dirigió un mensaje digamos subliminal.  No fue a Roma por la respuesta.

Todavía no se secaba la tinta de los periódicos que publicaron el úkase de Longoria cuando el secretario general de Gobierno, González Flores, le dio un coscorrón. ¿Cómo es posible que en Nuevo León se sucedan episodios de esta naturaleza un día sí y otro también? Entenderíamos este despapaye en un caserío perdido en la sierra pero no en nuestra patria chica que, durante largo tiempo fue –el defe es aparte– la entidad más moderna y una de las mejor organizadas de la República.

Y qué podemos decir de Monterrey. La ciudad no quiere morir. Sobrevivió a tres administraciones panistas que se siguieron la una a la otra y ahora estamos en los inicios de otros tres años de ineficacia y mediocridad. Esto, en el mejor de los casos. Un buen presidente municipal tiene bien claro lo que va a hacer y con quién va a gobernar. Y mete el primer gol al segundo o tercer día de su mandato. ¿Qué nos ha dado el abogado Adrián quien, a estas alturas, ni siquiera ha formado su equipo?

Hoy por hoy, no veo ninguna diferencia entre Arellanes  y De la Garza. Un gobierno que no es efectivo es un gobierno corrupto. Y tanto Rodríguez Calderón como De la Garza deben entender y aceptar que los nuevoleoneses no tenemos la corrupción en nuestro ADN.         

hugo1857@outlook.com

 

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