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1982 1 Diciembre 2015

 

 

Triunfo de Amlo sobre Beltrones
Ernesto Hernández Norzagaray

 

Mazatlán.- El intento de Beltrones y sus aliados de detener la exposición mediática de Amlo fracasó desde el momento en que éste se convirtió en presidente del CEN de Morena.

López Obrador ya está a en la misma posición de Ricardo Anaya, Agustín Basave o el mismo Manlio Fabio Beltrones; y claro, del resto de dirigentes partidarios, con la única diferencia de que este al mismo tiempo de que ejerce un liderazgo  formal reforzará en cada acto su candidatura presidencial para 2018.

En su nuevo carácter de líder formal podrá desplazarse a lo largo y ancho del país incluso viajar al extranjero para exponer sus ideas. Ir a los medios de comunicación y decir lo que juzgue oportuno para su agenda política, sin que el INE pueda decir nada ante lo que él ha llamado el segundo intento de desafuero. Es, desde ya, legalmente un dirigente más haciendo su trabajo político y eso significa más exposición pública.

Sin duda, esta fue una jugada maestra del tabasqueño y su grupo más cercano, que habrá de redituarle beneficios políticos. De hecho, empezó con la cohesión que representa la unanimidad de la cuestionable votación a mano alzada, que está lejos de ser una elección democrática y que le han merecido no pocas críticas de dentro y fuera de Morena.

Sin embargo, esto de las formas en política es relativo en nuestro país, como se acaba de ver con la designación cupular de Agustín Basave, en el PRD; la cargada en favor de Ricardo Anaya, o el dedazo presidencial que favoreció la unanimidad que llevó a Beltrones a la dirigencia nacional del PRI.

Es decir, cada quien entiende a su manera las formas democráticas, y si se tiene que  avanzar pisando callos, no es problema, se pisan, pasando por la institucionalidad partidaria establecidas en la Constitución y las leyes reglamentarias.

Entonces, estamos ante una democracia con adjetivos. Que define la naturaleza del sistema de partidos. Pero, no sólo eso, determina en buena medida el proceso político.

Ahora mismo, Beltrones y sus aliados estarán analizando qué hacer para frenar a Amlo, dirigente en los siguientes meses y años. Cómo evitar que el tabasqueño siga escalando en las encuestas.

Pero el problema de Beltrones es con qué y quién hacer contrapeso desde la política, cuando el Presidente Peña Nieto está en el peor momento de su gestión y no se ve por dónde lo pueda remontar.

Es difícil encontrar a alguien que se sienta identificado con él y sus reformas estructurales, por lo demás, la misma palabra entraña desconfianza.  

La semana pasada el diario inglés The Economist, en un editorial que llevó por título: “El silencio de Los Pinos”, señaló que el Presidente Peña Nieto “es el blanco del desprecio despiadado entre la opinión pública de la Ciudad de México”; se le acusa de incapacidad para poder atender los problemas de inseguridad y corrupción en las altas esferas del gobierno.

Esto, muy a pesar de que el diario le reconoce logros de su gobierno: “desde la reforma educativa a la industria automotriz van bien en México”; incluso, de una mejor situación en la economía y la seguridad en los estados del  norte del país.

Y es que Amlo, ante este déficit político que no sólo percibe este diario sino la mayoría de los mexicanos, está en su elemento y día a día cuestiona las decisiones políticas del gobierno muchas veces sin ofrecer antídotos institucionales; de manera que muchos lo ven como la única oposición capaz de revertir la polarización social que dejaron los panistas y continúa el gobierno priista.

Por eso, las encuestas lo sitúan como el político mejor posicionado para las elecciones presidenciales de 2018 y seguirá  en ese lugar en tanto alguien logre desbancarlo, y eso pasará si es que ocurre, con la designación de mejores candidatos que ocurrirá en 2017.

Claro, falta todavía dos años, para dar inicio a ese proceso electoral, y no por mucho madrugar amanece más temprano. No se debe olvidar la maquinaria electoral de 2006 y 2012 y es de esperar que el intento del llamado “segundo desafuero”, sea uno de toda esa estrategia antiAmlo y en el corto plazo estaremos viendo nuevas acciones para alcanzar su objetivo.

Y, en esa línea, el propio AMLO pudiera estar haciendo su propia contribución de generar nuevos entuertos en la elección de dirigentes estatales de Morena, como recientemente ocurrió en Sinaloa, donde fueron destituidos todos sus dirigentes y hoy se encuentra acéfala la dirección.

Ahí es previsible que se tome la decisión adoptada en Tlaxcala, donde Clara Brugada fue designada dirigente interina en tanto no se elige una nueva dirección estatal, o lo peor, para la imagen de Morena que los dirigentes destituidos vayan al TEPJF a reclamar la legalidad de la elección y este resuelva en favor de los quejosos.

Amlo, ahora como Presidente del CEN de Morena, tendrá que ir a estos estados para buscar recomponer el tejido político de manera que este pueda operar eficazmente en las elecciones estatales de 2016-2017, y mejor todavía, para sentar las bases organizativas para el 2018.

No se olvide que Morena, en su debut electoral, obtuvo la mayor cantidad de votos en el DF y el conurbado metropolitano, pero en el resto del país su presencia fue testimonial, además de que en 2006 y 2012, una de sus grandes debilidades ha sido cubrir las casillas electorales con gente honesta y competente para inhibir la compra y coacción de votos. 

Entonces, alcanzar la Presidencia del CEN de Morena, no sólo entraña una buena decisión que lo mantendrá bajo los reflectores de los medios en su triple rol de dirigente-líder moral-candidato presidencial, sino también las obligaciones organizativas que tienen una doble debilidad: Una, que Morena en buena parte del país no se ve más que formalmente como partido nacional; y Dos, que en algunos estados, pese a esa presencia limitada y escaso asentamiento en la vida pública, tiene serios problemas de fraccionamiento político que pueden llevar a la parálisis partidaria.

En definitiva, Amlo tiene problemas en Morena y enemigos importantes con muchos recursos en mano, lo que indica que vienen tiempos que pondrán a prueba su inteligencia y también su fortaleza física, que ha sido, como él lo reconoce, “aflojado en terracería”.

Pero, sin duda, este round lo ganó Amlo a Beltrones.

 

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