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1985 4 Diciembre 2015

 

 

Don Eustolio
Hugo L. del Río

 

Monterrey.- Don Eustolio Ramos Ibarra ya había cumplido los 74 años y seguía trabajando. Era albañil: oficio que en México acerca a la muerte, sea por hambre o accidente. El señor Ramos Ibarra murió al caer de la obra. Para él no hubo retiro por jubilación. Difícilmente recibirán los deudos algún dinero por compensación o lo que sea.

Los obreros de la construcción son uno de los gremios más castigados por la codicia e inhumanidad de los constructores y la corrupción del gobierno y los sindicatos. Para hombres como don Eustolio no hay ropa ni calzado de trabajo ni casco de protección.

El mensaje que nos mandan los poderosos es que explotan y maltratan a los jornaleros porque para eso tienen dinero e influencias políticas. Para ellos, estos laborantes no son seres humanos: son algo así como esclavos desechables.

Don Eustolio nunca habrá imaginado lo que es un millón 400 mil pesos. Creo que ni en sus más febriles sueños pudo concebir que algún día tendría cien mil pesos en la mano. En cambio, para políticos como Rangel Woodyard, cien mil pesos son, cuando mucho, caja chica.

Rangel Woodyard nos está cobrando un millón 400 mil pesos por los servicios que nos brindó durante nueve años como titular de Agua  y Drenaje. Para él es natural ingresar billete gordo en sus cuentas bancarias. Es su mundo. El gobierno del estado ya le dijo que sí. En abonos, tal vez, pero le pagará.

Libertad, Igualdad, Fraternidad fue el grito de guerra de la Revolución Francesa: la consigna cruzó el Atlántico y animó a don Miguel Hidalgo y sus compañeros. ¿Igualdad?

Me pregunto si la familia de don Eustolio podrá pagar la caja de madera, el servicio fúnebre, el pedazo de tierra en el panteón. Pero, vamos, qué importa: hay que estar pendientes del futbol.     

hugo1857@outlook.com

 

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