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1985 4 Diciembre 2015

 

 

Contra el Carpe Diem
Eloy Garza González

 

Monterrey.- A lo largo de muchas generaciones, el regiomontano se manifestó como una persona ahorradora, incluso tacaña al punto de la burla ajena: el Cerro de la Silla se formó cuando un regiomontano perdió una moneda en el cerro y escavó hasta encontrarla.

Nuestros abuelos vivieron en la cultura del tiempo: eran capaces de vivir pensando en el futuro. Sacrificaban necesidades inmediatas, se privaban de placeres presentes, en aras de satisfacer necesidades futuras, a largo plazo.

En cambio, las actuales generaciones de regiomontanos, quién más, quién menos, viven en la cultura del Carpe Diem, el gusto por el momento actual, el placer instantáneo, el aquí y el ahora. Disfrutar sin diferir la fiesta, la parranda, el pasarla bien a corto plazo. “Comamos y bebamos que mañana moriremos”, reza el refrán milenario. Esa es la actitud moderna, la motivación bien vista. Se acabó el trabajo duro. Ya pocos saben en estos lares cómo se templó el acero.

Sin embargo, nuestro ahorro vale más en tiempo presente. Se trata de vivir siempre por debajo de nuestras posibilidades, nunca por encima. La mayoría de las pasadas generaciones de regiomontanos vivieron por debajo de sus necesidades. Solían comprar los bienes y servicios con ahorro, nunca con crédito. En todo caso, el crédito les servía para adquirir bienes de capital o inmobiliarios. Sabían que el ahorro libera recursos, capitaliza a la sociedad, permite financiar bienes de inversión, empresas, medios de transporte y avenidas.

Mario Vargas Llosa comienza su célebre novela “Conversación en la Catedral” con una interrogante: “¿Cuándo se jodió el Perú?”. Malas políticas públicas del gobierno de Nuevo León deslegitimaron el ahorro y propiciaron la quema y la pérdida masiva de capital, en favor del crédito como única palanca de desarrollo estatal. Una absoluta falta de creatividad.

Ahora, los regiomontanos podemos responder a la pregunta de Vargas Llosa desde el ámbito económico: ¿Cuándo se jodió Nuevo León? Cuando se atacó el ahorro con intervencionismo y voraces medidas fiscales, mientras algunos privilegiados recibían incentivos y subvenciones con los que favorecieron su estatus de poder local.

La deuda pública que nos endilgaron los pasados gobiernos estatales drenaron el ahorro y lo llevaron a consumo corriente. Nos quitaron a los ciudadanos parte de lo que teníamos o pudimos ahorrar para alimentar la deuda pública. Así fue y así nos fue. Por eso ya nadie se convence de que nos cobren la verificación vehicular, por miedo a que el gobierno la bursatilice también.

 

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