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1987 8 Diciembre 2015

 

 

Nos volvió a tomar el pelo
Hugo L. del Río

 

Monterrey.- Admiro mucho a Lincoln. El Bronco puede engañar a todos los nuevoleoneses durante un breve lapso, o puede recurrir a  la variante: engañar a unos cuantos a lo largo de su sexenio.

(Si es que nos honra con su espíritu de servicio, porque todo indica que el de Galeana se la creyó y jugará a la grande.) Lo que no puede hacer es engañarnos a todos todo el tiempo.

El gobernador nos volvió a tomar el pelo. Una vez más, incumplió un compromiso. El tan publicitado arranque de la campaña contra la corrupción quedó en agua de borrajas. Nada de nombres, ni de personas ni de empresas.

Eso sí. Ernesto Canales toma la espada de San Jorge y se declara preparado para inmolar a los dragones de la corrupción. Pero, y hay tantos peros, ¿de verás castigará el flamante subprocurador a sus hermanos de clase que se unieron a la taifa de la familia Medina? Humberto, el ex gobernador, y su hijo Rodrigo, tuvieron muchos cómplices entre nuestra casta divina.

La pudrición moral de los microempresarios no es una novedad. Es más sano anticipar que, aunque les apuesto doble contra sencillo a que Rodríguez Calderón ni siquiera sabe quién es Lampedusa, hará suya la milenaria cápsula de sabiduría que nos regaló el autor de El Gatopardo: para que las cosas sigan igual hay que cambiarlo todo.

Jaime Heliodoro no entiende que no entiende: él es un fenómeno estrictamente local. No puede competir contra López Obrador. El Peje ha recorrido toda la República y si viaja a Ulan Bator, capital de Mongolia, algunos lo aplaudirán y otros le arrojarán huevos podridos, pero todos lo reconocerán.

Además, a menos que corrija el rumbo al grito de ya, Jaime Heliodoro no podrá presumir de hacer un buen gobierno. Este folclórico personaje me recuerda aquella línea que leí hace muchos años en la Biblia, según la versión que hizo del libro una de las Iglesias protestantes: “Teniendo la apariencia, mas negando la eficacia”.

Pie de página
Vaya descobijada que le dio la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, a la Procuraduría General de la República. Los cadáveres de los 43 de Ayotzinapa no fueron incinerados en el basurero municipal de Cocula. Es más: ni siquiera se produjo un incendio de consideración en el vertedero de desechos, como ha estado afirmando durante más de un año la PGR. Obviamente, el gobierno está protegiendo a… ¿a quién?

hugo1857@outlook.com

 

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