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1987 8 Diciembre 2015

 

 

MALDITOS HÍPSTERS
Libros de  camión, sala y baño
Luis Valdez

 

Monterrey.- Nuestro ritmo de ciudad nos orilla a hacer las cosas como y
donde podemos. Desayuno en el coche, sexo en la sala, lectura en el
baño.

Las oportunidades de lectura no dependen de las temáticas o la
profundidad. En estos tiempos de exigencias de tiempo y espacio, se
han vuelto clandestinas actividades como la intimidad sexual, la
lectura y ahora hasta la comida.

¿Por qué? Básicamente porque los jefes no nos quieren ver comiendo y
la carga de trabajo (si pretendemos salir de la oficina a un horario
regular) no da para media hora de tiempo para comer. En el caso del
sexo, si los hijos con sus actividades no dan espacio de tiempo para
que los padres mínimo se agarren una nalga. Y en cuanto a la lectura…
¿Cuándo carajos y dónde vas a leer?

Los de a pie, por ejemplo, tenemos la opción de dormirnos en el camión
urbano… o leer. ¿Cuánta gente lee en los camiones? ¿Revistas, no
digamos libros? Ya sería ganancia que mínimo se leyeran revistas.

Hay libros ideales para leer en camión, como los bookets (formato
libros de bolsillo) o los que tienen las medidas de media carta. Álbumes ilustrados o novelas gráficas son un tanto incómodas y pueden
llegar a maltratarse. Lo ideal siguen siendo revistas.

Comentario extra: mucho cuidado con usar un Kindle: en esta ciudad
nadie le roba a mano armada un libro, pero sí se pueden robar un
lector de libros electrónicos, sin detenerse a saber si es una
Tablet.

¿Qué libros pueden leerse en la sala de la casa? Cualquiera. Libros de
arte, álbumes ilustrados, novelas gráficas, libros de pop-up, etcétera.

Comentario extra: cuidado con los libros que deje en la sala. Si
llegan mujeres de la familia o niños, no es recomendable que tengan
frente a sus narices libros de desnudos. Si son libros delicados o ya
inconseguibles, tampoco le gustará que otros lo agarren o lo
maltraten. Si usted tiene niños menores de siete años de edad y se le
ocurre tener libros de sala, es potencialmente un suicida o un
masoquista.

Libros de baño: mi única opción desde hace dos años con cuatro meses
(hay niña en casa). Libros formato de bolsillo o media carta (es
complicado abrir un álbum ilustrado en el baño, además que si hay
mujeres se presta a malos entendidos, pero a sospechas verdaderas)
pero… la experiencia nos enseña algo: NO dejar en el baño libros en
ediciones rústicas (portada suave). Sólo, entiendan bien: SÓLO libros
empastados. La mayoría de los empastados en formato pequeño son o bien
clásicos (muy bien) o meramente best sellers (muy mal). Pero como
los niños pequeños todavía no entran al baño solos, no les da por
agarrar libros, si hay exceso de cepillos de dientes o de cremas.

Comentario extra. Repito… NO deje en el baño libros que no sean
empastados, porque no aguantan. Si no se quiere salir del baño hasta
terminar de leer el capítulo entero o leer medio libro, piense en lo
ineludible de las almorranas.

Demasiado tiempo de exposición del trasero al medio ambiente húmedo tiene sus consecuencias.

¡Ah! ¡Todo sea por la lectura!

 

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