En la dirección correcta
Hugo L. del Río

Monterrey.- El simple hecho de que la Legislatura local elabore el anteproyecto de ley para crear la figura de la revocación del mandato es motivo de orgullo para los nuevoleoneses. Esto no significa que nos hemos de dar por satisfechos.

He publicado palabras duras contra los diputados. No me arrepiento ni retiro lo escrito. Pero, hoy los felicito. Nuevo León vuelve a ocupar el sitio que le corresponde en la vanguardia de México. Al votar por un candidato no independiente, pero sí apartidista, sacudimos a la nación y le infligimos al Sistema una de esas derrotas que hacen Historia.

Hoy, fieles a esa vieja y noble tradición, hacemos camino al andar, como dice el poeta. Hoy, nos anotamos otra victoria: Echamos por tierra al conformismo y la apatía. El paquete en la Legislatura trae otros regalos de Navidad: el derecho a la audiencia pública, el plebiscito o referéndum para que la sociedad decida con su voto si se aprueba esta o aquella reforma, la participación ciudadana en una amplia gama de tareas que obligan al gobierno a cogobernar con nosotros.

El trozo de legislación a discutir no es perfecto, ni mucho menos. Pero es un paso muy importante en la dirección correcta. Estamos acotando al Poder. Nos arrojaron al lago de la corrupción y la ineficacia, pero no nos ahogaron. Ya no somos estadística: ganamos la dignidad del ciudadano.

Miguel de la Madrid fue un pobre señor producto de la mediocridad de una –llamémosla así, por el momento– clase política. Pero, en su sexenio nos dio una consigna que, confirmamos, es válida: Somos más grandes que nuestros problemas.

Pie de página
Armiño Y fango. Ésa es la historia de UnomásUno. Nació como un gran periódico. Ahora, dicen los vecinos del Norte, es un narcodiario. El vicepresidente de la empresa, un tal Nahim Libien Tella, envía a los cuatro puntos cardinales un desmentido tan, pero tan mal escrito que, desde la primera línea, se siente, muy fuerte, la tentación de darles la razón a los norteamericanos. Tal vez este señor no es, como él dice, protector de un cártel. Como sea, debería ir a prisión por atropellar al idioma. ¡Y, Señor de los Tres Clavos, pensar que este Tella es el mero mero petatero del Uno!

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