Suscribete

 
2033 10 Febrero 2016

 

 

El juzgador hizo su trabajo
Hugo L. del Río

 

Monterrey.- Entre la ley y la justicia hay un enorme golfo. Mis cuatro lectores saben que no siento la menor simpatía por jueces, magistrados o agentes del Ministerio Público. El escándalo provocado por el fallo del juez Raymundo Martínez González, al fallar a favor de la libertad de los cuatro matadores confesos del señor Damián González del Río no deja espacio para la neutralidad.

Voy a caer en la incorrección política y casi seguramente perderé a los cuatro lectores que a un precio de sangre, sudor y lágrimas me supe ganar. Pero, debo decir que, en mi opinión, el juzgador hizo su trabajo: simple y sencillamente se ajustó al nuevo ordenamiento jurídico o legal.

Nos vivimos quejando, y con toda razón, de la mayor parte de los hombres y mujeres que integran el Poder Judicial precisamente porque, por lo general, sus sentencias violentan el espíritu y la letra de las leyes. Y ahora que un togado cumple, precisamente, con la ordenanza legal, nos lanzamos en tropel a lincharlo.

Martínez González no hace las leyes: su función es juzgar de acuerdo con lo que la legislación prescribe. No le corresponde “aplicar criterio” ni aventurar interpretaciones políticamente correctas de la ley. No sé si por ignorancia o corrupción, los judiciales que arrestaron al cuarteto de criminales infringieron las cartas legales, al igual que el MP que interrogó a los homicidas cuando estaban arraigados.

Adrián de la Garza podrá envolverse en la bandera –el álvaro patrio, como decía una diputada– y cantar el Himno Nacional, pero ha transcurrido muy poco tiempo para que olvidemos que su gestión como procurador fue –para decirlo con lenguaje amable– un desastre. Lo único que funcionó bien fue el Grupo Antisecuestros. No le queda al ahora alcalde de Monterrey darse baños de pureza.

Dicen, quienes dicen que saben, que es necesario capacitar a la policía. No es imposible, pero es tarea de romanos. Habría que empezar por alfabetizarlos. Y eso tampoco nos garantiza nada. Azules y judiciales tienen fama bien ganada de ser corruptos entre los corruptos.

¿Quién nos asegura que a partir de ahora se ajustarán a la ley? Es tan fácil –y tan productivo– violentar un “tecnicismo” o dos para obligar al funcionario de la Judicatura a dictar una sentencia que daña a la sociedad.

Puedo estar en error. No soy abogado y tampoco sé de leyes. Pero hasta donde entiendo o creo entender, Martínez González se limitó a respetar la ley.

Uno tiene que escribir de acuerdo con los dictados de la conciencia, aunque ello signifique tomar una posición en contra del sentimiento y el criterio de las mayorías.

Pie de página
El hermoso estado de Veracruz se ha convertido en uno de los lugares más peligrosos del mundo. Señor de horca y cuchillo, el gobernador Duarte dispone a su antojo de las vidas y haciendas de los veracruzanos. En esa entidad nadie está a salvo. Pero, convengamos: Duarte tiene predilección por los periodistas. No tengo las cifras a la mano, pero me aventuro a asegurar que han caído más colegas en tierra veracruzana, víctimas de los pistoleros a sueldo de Duarte, que corresponsales en las guerras de Irak, Afganistán o Siria. En el palacio de Xalapa, Duarte se sienta en un trono de sangre. Este es el Sistema que te gobierna, mexicano: una clase política con una cúpula de asesinos y ladrones.

hugo1857@outlook.com

 

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 

 

15diario.com