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2049 3 Marzo 2016

 



Adelante por un cuerpo
Hugo L. del Río

 

Monterrey.- Subestimé al alcalde de Monterrey, Adrián de la Garza. Mis disculpas. El ex procurador le va ganando la carrera, por un cuerpo, al gobernador Rodríguez Calderón. De la Garza ya presentó por lo menos dos denuncias penales contra la “administración” (en realidad, un histórico desmadre) de Margarita Arellanes.

El bronco nos sigue debiendo las acciones judiciales que prometió tomar contra el ex gobernador Humberto Medina Ainslie y su hijo Rodrigo. Nadie sabe, nadie supo qué curso tomarán las diligencias emprendidas por el policía devenido en edil.

Pero lo hecho, hecho está. Si se respeta la antigua tradición de la burocracia política, después de mucho bregar y prometer todavía más, podrían resultar castigados uno o dos barrenderos. Pero, en este caso, la alternancia de poderes –que nada tiene que ver con la democracia– nos favorece: Arellanes es del PAN.

En el partido que ayudó a fundar un gran señor como Gómez Morín, hace rato que la vergüenza es un valor a la baja. Pero, qué le vamos a hacer. Lo mismo, o cosas peores, se pueden decir del PRI, el PRD y la chiquillada. La cosa es que el panismo debió expulsar de sus filas a Arellanes y no lo hizo. Y ocurre, pues, que el jefe de la Comuna es del PRI. No diré que hay rivalidad entre los dos partidos. Es vieja su alianza. Forman, con los restos del naufragio moral del perredismo, una siniestra trilogía. Quizás ello explique la beligerancia de De la Garza.

En el caso que nos ocupa la rubia ex alcaldesa no es víctima de fuego amigo. ¿Qué hará Arellanes? ¿Tendrá la cara dura que hace falta para permanecer en Monterrey? ¿Se mudará a Afganistán, donde estaría más tranquila? ¿O se producirá el milagro y doña Mague entrará al reclusorio de la muerte? Esto último es muy difícil, pero no imposible.

Por lo demás, así como están Monterrey y Nuevo León, así está toda la República. En Veracruz, el cacique en turno, Javier Duarte, matador de periodistas e insaciable detentador del patrimonio de un pueblo que merece mejor suerte, sigue robando y asesinando. Nadie lo molesta. Y en Cuernavaca, Cuauhtémoc Blanco dobletea como jugador profesional y alcalde que sólo se acerca a palacio a cobrar. ¿Por qué tenemos que soportar a esta cáfila de malandros que se siente dueña de México y de las vidas y haciendas de los mexicanos de a pie?

Otros pueblos han defenestrado a sus califas. En fin, no hay que perder la esperanza. Por lo pronto, Adrián de la Garza dio el primer paso en la dirección correcta.

Pero, lo mejor es esperar a ver cómo pinta el verde. La política, como la guerra, se basa en el engaño

hugo1857@outlook.com

 

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