ANÁLISIS A FONDO
Mi religión me lo prohíbe
Francisco Gómez Maza

 

Ciudad de México.- Humor negro. Sólo se puede hacer humor negro con los millones de mexicanos que no sólo no ganan un salario justo o están desempleados, sino que mueren de hambre ellos y su familia.

A mí me consta que significa vivir en la inopia total como producto de un sistema sociopolítico que privilegia a los que poseen los grandes medios de producción y a quienes les sirven como fieles sirvientes, como las clases políticas  digo clases porque también entre los políticos hay clases. Unos son príncipes; otros, lacayos.

Así que los llamados chistes de humor negro también se dan en vacaciones en ocasión de la celebración de un hecho fatal, sanguinario, de tortura, de castigo, de democracia y digo de democracia porque la democracia es la peor consejera, es la peor elegidora. Nadie pone atención en que durante los hechos que en estos días se celebran en las playas, con borracheras, lujuria, hay un hecho democrático: se trataba de castigar o no a Jesucristo por quién sabe qué delito. Yo creo que por subversión, porque era un peligro para Judea de Capadocio.

El gobernador romano Poncio Pilato – Judea era un territorio invadido por la Roma imperial y ahí gobernaba un romano, junto con un judío. Pues el romano le preguntó a la muchedumbre, le preguntó al pueblo (era demócrata el romano) que a quién querían que dejara libre, si a Jesús el Nazaretano, en quien no veía ningún delito, o al ladrón y todos, todo el pueblo, al unísono, pidió la libertad del ladrón y la muerte para Jesucristo. Desde entonces, dicen que desde hace un poco más de dos mil años, los pueblos siguen eligiendo ladrones para que los gobiernen. Qué cruel es la realidad pero es la realidad.

Y al ladrón lo dejaron libre para que siguiera robando y matando. Y al justo le pusieron una corona de espinas en la cabeza, lo azotaron, lo torturaron y lo clavaron en una cruz, que era el instrumento de tortura y muerte más terrible que ha habido y habrá entre los humanos, que siempre, al final del día, se convierten en lobo de su hermano, otro humano. Homo homini lupus. Doce horas después de haberlo clavado en la cruz, el condenado, el olvidado hasta por su padre, murió y que bueno, para ya no seguir sufriendo. Murió ahogado, como si hubiera estado solo y en alta mar. Pero expiró clavado en una cruz, Y todo porque quería cambiar el estado de cosas, la injusticia reinante desde entonces en el mundo, Si hay un delito en el código penal de la vida es la injusticia. Todos los demás delitos son en mucho injusticia.

Pues así es la historia. O la leyenda. Si es historia, qué dramática, que horrible. Odio la cruz porque en ella torturaron y asesinaron a millones los malos hombres de la antigüedad y lo siguen haciendo los nuevos romanos, los nuevos hijos de Hitler o de Musolini y de tantos dictadorzuelos que se apropian de todo hasta de la vida misma.

Y esos hechos son los que año con año se “celebran” – nadie sabe de ellos, ni qué significa la semana santa, si siquiera la mayoría de los que van a las iglesias, ni muchos curas – y se celebran generalmente en traje de baño, casi desnuditos, en las playas de los centros vacacionales, de los balnearios más importantes del mundo, aquí, en Sudamérica, en Centroamérica, en la Unión Europea, en Asia, en África, y los celebran todos, sean cristianos o judíos inclusive, o budistas, y los que más ganan son los hoteleros, los restauranteros, los cantineros, los Dueños de burdeles, los padrotes y madrotas, los de antros, todo es un aquelarre. Y la derrama económica le conviene al gobierno porque ayuda a que la economía tenga un pequeñito respiro ya que se mueve mucho dinero en estos días, Claro que el crecimiento del producto es estacional, sólo una semana de desmadres en los puertos, en los balnearios de postín.

Esa es la semana santa en la que cabe muy ad hoy el chiste de humor negro que publicó en las redes el colega Marco González:

-Oye. ¿Y vas a ir de vacaciones en Semana Santa?

-No puedo. Mi religión me lo prohíbe

-Qué religión

-La pobreza

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