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2062 22 Marzo 2016

 

 

Información contra contaminación
Lupita Rodríguez Martínez

 

Monterrey.- La contingencia ambiental declarada la semana pasada en la Megalópolis, sin duda alguna, es la señal de alerta que tanto las autoridades como los habitantes de la zona metropolitana de Monterrey no hemos querido escuchar, ni tampoco atender.

Ante los históricos niveles de contaminación atmosférica que están padeciendo más de 20 millones de habitantes del área conurbada del Valle de México, tal parece que a los nuevoleoneses en nada nos afecta y simplemente ponemos oídos sordos ante las evidentes señales de emergencia.

Se nos olvida o no queremos recordar que nuestra ciudad capital está considerada por la Organización de las Naciones Unidas como la ciudad más contaminada de América Latina.

Precisamente, en abril del 2015, la representante del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Dolores Barrientos Rugarcía, estuvo presente en nuestra propia ciudad para dar a conocer la lista de las 10 urbes más contaminadas de América Latina, a saber:

1.- Monterrey, México.
2.- Guadalajara, México.
3.- Ciudad de México, México.
4.- Cochabamba, Bolivia.
5.- Santiago, Chile.
6.- Lima, Perú.
7.- Bogotá, Colombia.
8.- Medellín, Colombia.
9.- Montevideo, Uruguay.
10.- San Salvador, El Salvador.

Nada honroso resulta ser la urbe latinoamericana con mayor índice de polución. Sin embargo, de nada sirve reconocer nuestra pésima calidad del aire como un grave problema de salud pública, sí no lo aceptamos. Hoy, a pesar de la declaratoria del PNUMA de hace un a año, todavía no observamos que nuestras autoridades ambientales trabajen al respecto.

¿A qué se debe tanta indolencia?

Desde hace varias décadas, la autoridad ambiental del Estado ha asumido que por ser Monterrey una ciudad eminentemente fabril, el principal factor de la contaminación atmosférica es la industria, particularmente la generada por la industria extractiva de calizas o las llamadas pedreras.

Asimismo, por la industria de la construcción de vivienda, debido al fenómeno de ultra-crecimiento urbano, en virtud de que la vegetación natural de cientos de hectáreas es removida semanalmente para dar paso a dos fraccionamientos o colonias nuevas.

Igualmente, debido a la contaminación provocada por el parque vehicular, ya que según cifras de la Secretaría de Desarrollo Sustentable y del INEGI, En Nuevo León existe un vehículo por cada 4.57 personas. Es decir, el índice en Nuevo León es 914 por ciento por encima de Saltillo, Coahuila, nuestra vecina ciudad más cercana.

Otros factores que destaca la ONU como generadores de la nuestra contaminación, son la Planta Refinadora de Pemex en Cadereyta, así como la mediana y la pequeña industria privada.

Lo grave de la situación es la salud entre la población nuevoleonesa, pues en los últimos años se ha registrado un aumento considerable en casos de cáncer, así como en las muertes infantiles prematuras en Monterrey. El propio PNUMA así lo ha señalado.

Otras de las enfermedades ocasionadas por la contaminación del aire, son el bajo peso, los desórdenes neurológicos, las enfermedades del corazón, la tiroides, los problemas de huesos y los envenenamientos.

Por ello, la mejor advertencia para nuestra ciudad de Monterrey son los problemas de contaminación de la Ciudad de México, cuyas autoridades se jactaban de haber tomado efectivas medidas anti-contaminantes en los últimos 20 años. Por ello, en lugar de apostar a guardar silencio, aquí se requiere que el Sistema Estatal de Monitoreo Ambiental sirva para medir e informar con veracidad la cantidad de contaminantes en la atmósfera y, sobre todo, para tomar las acciones de prevención y de remediación.


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