El bronco está para divertirnos
Hugo L. del Río

Monterrey.- Nadie viaja por su gusto en los ataúdes rodantes del pulpo camionero. Sólo la gente de muy escasos recursos económicos sube a esos armatostes y ello cuando al chofer le da su real y regalada gana de subirlos. Pero Nuevo León es Nuevo León y su imagen es el bronco delirando sobre su corcel en el país de los sueños.

Pasaje gratis en los camiones urbanos y suburbanos para adultos mayores, inválidos y estudiantes de enseñanza media y superior. Suena bien, ¿verdad? Pero todo tiene su límite. Los beneficiado serían entre 20 mil y 30 mil personas y para subsidiar la gratuidad Jaime Heliodoro dispone de una bolsa de 20 millones de pesos y, lo que es mucho más importante: la buena disposición de esos santos varones que son los transportistas.

Vamos por partes. No dispongo de la cifra exacta, pero puedo afirmar que hay más de 30 mil inválidos en la Zona Metropolitana. De la misma manera, apuesto doble contra sencillo a que el número de ancianos está arriba de los cuarenta mil. En cuanto al estudiantado, sólo en las Prepas y Facultades de la UANL hay más de cien mil. Sospecho que las cifras no cuadran. Entonces, ¿cómo le va a hacer el centauro de Galeana? ¿A quiénes va a favorecer y a quiénes va a ignorar?

Por otra parte, es cosa de risa loca hablar de un subsidio de veinte millones de pesos. Eso y más se gasta en un mes en los desayunos políticos. Por si fuera poco, tenemos el problema de los camioneros.El broncoprograma, dicen, indignados, en apasionada defensa de los intereses del usuario, sólo logrará "sacrificar" a uno de los sistemas camioneros más eficaces, limpios y seguros del planeta. Ozú. La de memeces que tiene uno que leer y escuchar.

Pero, bueno. El bronco está aquí para divertirnos. Porque para otra cosa no sirve.

Pie de página
Al gobernador no le hacen caso ni los barrenderos de palacio. Ahora resulta que el top cop, Cuauhtémoc Antúnez, entró con su equipo de "investigadores" a quitarle espacios al procurador Roberto Flores. Nuevo León cuenta ahora con dos corporaciones de judiciales de las que, estoy seguro, no se hace una. Las calabazas no se acomodan. Ocurre que al fiscal anticorrupción Ernesto Canales le llueve sobre mojado. Ahora resulta que son más de siete y no seis los millones de dólares que andan bailando. Los reclama la señora Cusi, viuda del tigre Azcárraga. Eso, por un lado. Y por otra parte el Congreso (no digo que sean una banda de serafines o querubines) le aprieta las tuercas a Canales: acordes con el nuevo estilo de gobierno (je je) Jaime Heliodoro le extendió su nombramiento a Canales sin tomar en cuenta las facultades legales y/o jurídicas que blindan a la Legislatura. En Nuevo León no nos aburrimos.

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