El aprendiz que le ganó al sensei
Eloy Garza González

Monterrey.- Cuando Carlos Hank González fue gobernador del Estado de México en los años setenta, le preguntaron si pondría a sus compadres como alcaldes. Su respuesta fue que no: “todos los próximos alcaldes se harán mis compadres en cuanto lleguen”. Esta vieja lección no la aprendió Manlio Fabio Beltrones, el consumado priista, sino Ricardo Anaya, el joven presidente del PAN. El aprendiz le ganó al sensei.

Manlio Fabio Beltrones hizo un revoltijo de estrategias y componendas en la pasada elección. Metió mano en cada uno de los estados en pugna. No dejó cable suelto. Todo atado y bien atado. ¿El resultado? La derrota del PRI en siete de las 12 entidades federativas. Muy lejos de aquel célebre carro completo que se llevó el PRI en similares elecciones intermedias, las del 2011. Humberto Moreira podrá ser un ladrón de siete suelas, pero los candidatos a gobernador que postuló siendo Presidente del PRI, ganaron de todas, todas. Hasta a la hermana del Mandatario Calderón le dio una paliza en Michoacán marca diablo.

Se entiende: Beltrones es un reconocido cabildeador, pero no un electorero. Sabe moverse con astucia en los salones de palacio. Es un Fouché, pero no un estratega electoral. Si a eso le sumamos que las elecciones intermedias suelen castigar al partido en Los Pinos, y que la credibilidad de Peña Nieto anda por los suelos, las consecuencias fueron funestas.

Ricardo Anaya, en cambio, no buscó poner a sus compadres como candidatos (otra manera de decir que no metió a sus incondicionales en las candidaturas). Dejó libres las campañas al manejo local panista. Digamos que usó el método Montessori: que cada candidato hiciera lo que tuviera que hacer. Finalmente, él sería el ganador como mandamás de su partido.

Ahora habrá que ver la recomposición de fuerzas internas del PAN, porque por ahí merodea un independiente disfrazado de panista, y un priista vestido de azul y blanco. Y es que la madre de todas las batallas apenas comienza.