Suscribete

 
2119 9 Junio 2016

 

 

INTERÉS PÚBLICO
Quién, cómo, para qué
Víctor Reynoso

 

Puebla.- ¿Quién ganó las elecciones en Puebla? Un grupo o una red de políticos que gobierna al estado desde el 2011, después de ganar la elección del año anterior. Lo hacen desde las siglas y emblemas del PAN, pero casi todos iniciaron su socialización política en el PRI o en administraciones púbicas priistas.

Fue curioso, y decepcionante, ver cómo los priistas poblanos en esta elección de 2016 acusaban al gobierno panista de muchas de las cosas de las que el PAN acusaba al PRI en el siglo pasado: justicia poética, dijeron algunos. Mi idea de la justicia y de la poesía va por otro lado.

Que por su origen, formas y estilos los panistas poblanos de 2016 se parezcan más a los priistas del siglo XX que a los panistas de esa época parece ser una de las grandes novedades de esta elección: el inicio del fin de las identidades partidarias. Se cumplió plenamente en Puebla la profecía que hace un par de años publicó Luis Felipe Bravo Mena: un PAN sin panismo, una organización política sin la cultura política y los valores que le dieron origen y la caracterizaron por 75 años.

Quizá ese sea el futuro del sistema de partidos en México: etiquetas y emblemas partidarios que no se distinguen entre sí por sus proyectos, estilos, objetivos. Agencias electorales que pueden ser utilizadas por cualquier político: hoy por unos, mañana por otros, sin distinción sustancial entre ellos.

Otro signo de esta elección fue la alta votación obtenida por Morena: alrededor del 10 por ciento. Más del doble de la del PRD. Más de lo que cualquier fuerza de izquierda había obtenido en una elección local poblana. Puede indicar la opción por una alternativa antisistema, distinta a los partidos políticos tradicionales. Un signo que preludia la elección del 2018 y que parece anunciar que López Obrador estará nuevamente presente.

¿Cómo se ganó esta elección? Excesos de dinero, guerra sucia, autoridades electorales cuestionadas, acusaciones de compra y coacción del voto. Fue una elección de muy baja calidad democrática. Que el candidato ganador en 2016 (Tony Gali) haya obtenido menos votos (poco más de 800 mil) que el candidato perdedor en 2010 (López Zavala: 880 mil) indica que buena parte de la sociedad le dio la espalda a la elección. La de 2016 es la elección con mayor abstención en la historia de las elecciones de gobernador en Puebla (con datos desde la elección de Toxqui en 1974).

Lo que muestra un alejamiento de la clase política de la sociedad a la que gobierna. Ahí está, como se ha señalado con razón, el primer punto de la agenda del gobernador electo: cerrar esa distancia.

¿Para qué se ganó la elección? Obvio, dice algún observador sagaz: para prepararse para la elección presidencial del 2018. ¿Y qué harán los que ganen la elección del 2018? Obvio: prepararse la elección del 2024.

Suena a broma, pero hay algo de verdad: una clase política que piensa solo en la próxima elección para acceder al poder, ejercerlo en beneficio propio y alargar su permanencia en los cargos públicos.

Actos y actitudes de muchos políticos parecen indicar que por ahí van las cosas. Afortunadamente las elecciones nos dicen que la alternancia es posible. Se alternó en la mayoría de los estados: prueba del hartazgo ciudadano y de que los electores tienen la capacidad de sacar del poder a un grupo político. Con todos los asegunes que se quiera, pero la posibilidad existe.

Entre una elección y otra hay que gobernar. Y la calidad del gobierno incidirá, en parte, en el resultado de la elección. Las cosas no son tan simples, porque la ciudadanía no está tan informada como se requeriría para tener una valoración objetiva de sus gobiernos. Porque la mercadotecnia se sobrepone al producto. Pero la posibilidad está presente, y hay que recordar que es posible engañar a todos en el corto plazo, y a unos cuantos en el largo plazo, pero no a todos todo el tiempo. La verdad asomará, para algunos, algún día.

Relacionado con esto cabe esperar que termine una situación esquizofrénica que está viviendo el país: cada vez se denuncia más la corrupción, se presenta más información sobre actos presuntamente corruptos, y se incorpora a las propuestas políticas el combate de este mal. Pero no se hace prácticamente nada para avanzar en la resolución de este problema. ¿Podemos seguir así indefinidamente?


Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 

 

15diario.com