Suscribete

 
2143 13 Julio 2016

 

 

Cómo escriben los que escriben
Eligio Coronado

 

Monterrey.- Hay tantos tipos de escritores como formas de escritura. Cada quien aborda la vocación a su manera. Algunos tienen oficio, otros lo buscan. Algunos saben qué decir, otros dependen de las musas.

En Cómo escriben los que escriben*, Claudia Albarrán (Ciudad de México, 1960) reúne a doce profesionistas (filósofos, ingenieros, matemáticos, filólogos, antropólogos, economistas, juristas, periodistas, licenciados en letras y en relaciones internacionales) para debatir el papel que tiene la escritura en el ejercicio de su profesión.

Algunos son muy meticulosos: “Cuando tengo que preparar un ensayo puedo hacer hasta ocho o diez versiones: lo escribo, lo re-trabajo, lo dejo reposar unos cuantos días, lo vuelvo a leer, le encuentro cosas que tacho, se me ocurre algo más, hago otra versión, le modifico el principio, le cambio el final, vuelvo a dejarlo, se lo paso a mi amigo y mis amigas para que me lo critiquen” (Marta Lamas, p. 57).

También los hay didácticos: “gran parte de la clave de este oficio está en escribir a diario y a la menor provocación. Creo en la inspiración. (…) Pero creo, sobre todo, que (…) hay que aferrarse a la disciplina (…). Escribir bien no es una labor fácil. Es un proceso fascinante que nunca termina: se lleva a cabo durante toda la vida” (Claudia Albarrán, p. 66-67).

A diferencia de los autores que no leen para “no contaminarse”, no ser “influenciados” o no ver “afectada su esencia”, estos escritores sí privilegian la lectura: “hay que leer para escribir, para entender, para analizar. (…) para existir” (Denise Dresser, p. 103), “No escribo casi nunca el más mínimo párrafo sin recorrer numerosas líneas, artículos, capítulos, libros. Leer es el motor que potencia las ideas” (Nora Pasternac, p. 84), “no hay nada más importante para alguien que escribe que tener un sólido hábito de lectura. (..) aquel que no lea continuamente nunca tendrá la capacidad para escribir” (Isaac Katz, p. 76).

¿Y qué leen estos autores? La periodista Denise Dresser nos da una lista exhaustiva: “Me convierto en Marco Polo, en Phineas Fogg, en Guinevere, en Dorothy, en Juana de Arco, en Nancy Drew, en Sarah la princesita, en Sandokan, en Ricardo Corazón de León, en El Cid, en El Quijote, en Helena de Troya. (…) voy a San Petersburgo de la mano de Anna Karenina; habito las casonas lúgubres de las heroínas de Jane Austen; paseo por Macondo guiada por Gabriel García Márquez; me arremolino baja Las palmeras salvajes de William Faulkner; (…) cazo leones en Kenia con Hemingway; (…) Aprendo (…) La denuncia al apartheid en la novelas de Coetzee o Nadine Gordimer. La denuncia al sexismo en toda la obra de Simone de Beauvoir. La denuncia al totalitarismo en las novelas de Milan Kundera. (…) La denuncia a la esclavitud en las letras de Toni Morrison” (p. 103-104).

* Claudia Albarrán, ed. Cómo escriben los que escriben. La cocina del escritor. México: FCE / ITAM, 2015. 112 pp. (Sec. de Obras de Lengua y Estudios Literarios.)


Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 

 

15diario.com