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2145 15 Julio 2016

 

 

Nuevo León contra la reforma educativa
Ismael Vidales Delgado

 

Monterrey.- Alguien le jaló la cola al tigre: el magisterio de Nuevo León despertó para hacer visible su rechazo a la mal llamada Reforma Educativa (RE). En las décadas recientes, este noble y disciplinado magisterio estuvo dedicado a consolidar su formación académica y a cumplir lo mejor posible con sus obligaciones docentes. Algunos pensaron que esto significaba aprobación, desconocimiento o complacencia, pero se equivocaron.

El magisterio fue bondadoso, dio el beneficio de la duda, pero como decía mi abuela “A la bondad le llamaron de otro modo”.

En el mes de mayo, con motivo del Día del Trabajo, el magisterio de ambas Secciones Sindicales (21 y 50) apenas se hizo visible con un contingente francamente reducido, pacífico y ordenado, rasgos que lo han caracterizado desde siempre. Pero en días recientes la Secretaría de Educación (SENL) le “jaló la cola al tigre” cuando lanzó unilateralmente la convocatoria para operar los cambios de adscripción presuntamente sustentada en la Ley General del Servicio Profesional Docente (LGSPD), por lo que dichos cambios se realizarían con base exclusivamente en los resultados obtenidos por los maestros evaluados en el rubro de “Permanencia”, dejando afuera a la mayoría de solicitantes, porque sencillamente están en el grupo de los no evaluados, programados para fines del 2016 y principios del 2017.

Los líderes de ambas Secciones hicieron presencia en el edificio de la SENL, prendiendo la mecha a todo un arsenal de pólvora contenida por décadas hasta el hartazgo. Consiguieron en sus “negociaciones” una victoria pírrica y pensaron que el problema estaba resuelto.

El gobierno-SENL y los dirigentes sindicales, olvidaron o desconocen toda la experiencia y contundencia del magisterio que se hizo visible en 1993 con saldo de la caída de un gobernador y la abrogación de la “Ley Isssteleón”. En aquellos años retumbó en las calles de la capital la consigna “¡Solución o paramos Nuevo León!”, salida de la garganta de treinta mil maestros estatales, que inundaron las calles con bloqueos, plantones, mítines y marchas, contando con la incorporación de maestros federales locales y de otras entidades, así como padres de familia.

Hoy ambas dirigencias seccionales han sido rebasadas totalmente, el movimiento apenas comienza… por ahora fraccionado en varios grupos que aglutinaron en la primera manifestación unos diez mil maestros, algunos con juventud y sin la experiencia en la lucha del 93, pero me alargo si digo que en una semana estarán organizados con un mando compartido y democrático, con representantes en cada escuela y un posicionamiento claro para abrogar la RE, sumando Nuevo León a los reclamos nacionales, a los que la cúpula sigue prestando oídos sordos.

Como siempre, han empezado a salir columnistas e informadores que se duelen del desquiciamiento del tránsito, del cúmulo de prestaciones que tienen los maestros “holgazanes” y en general han endurecido la criminalización del magisterio; pero la realidad es que la capacidad de organización de los maestros y las maestras es muy superior a lo que algunos piensan, y esto va para largo y para ancho.

Si la memoria no me falla, el 6 de septiembre de 1993, unos 15 mil maestros –solamente de la Sección 50– efectuaron una marcha; a los pocos días estalló en grande la inconformidad magisterial y cuatro marchas que convergieron frente al palacio de gobierno, aglutinaron a más de 20 mil maestros en la Explanada de los Héroes; el viernes 15, celebraron otra marcha multitudinaria, en la que arreciaron las consignas contra el gobernador; y finalmente, el jueves 21, cerca de 30 mil maestros marcharon por las calles de la ciudad, en una manifestación de fuerza y unidad que no se veía en la entidad desde el movimiento universitario de 1971, que provocó la renuncia de otro gobernador.

El viernes 25 de junio, varios cientos de maestros y maestras realizaron los trabajos del Consejo Técnico Escolar en la Explanada de los Héroes, frente al Palacio de Gobierno. Dos grupos magisteriales se llevaron la encomienda de mostrar avances en el movimiento, y  el miércoles 29 conjuntaron varios miles más; siguen los paros y como decía mi abuela: “Ahora sí, violín de rancho, ya te agarró un profesor”.


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