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2163 10 Agosto 2016

 

 

Alex: crónica de una tormenta anunciada
Eligio Coronado

 

Monterrey.- En Alex: crónica de una tormenta anunciada y otros cuentos*, los personajes de Aidé Cavazos (Los Cavazos, Santiago, N.L., 1951) están vivos. No se quedan en la página después de terminar la lectura: siguen viviendo su historia y uno se involucra en sus destinos.

Por ejemplo, ¿qué ocurrirá con la pareja de “Alex”? Pues al día siguiente de la catástrofe limpiarán la casa y tratarán de reponer las pérdidas que les dejó el huracán. Además de que se unirán más como pareja, pues considerarán: “Si sobrevivimos al Alex, sobreviviremos a cualquier cosa”.

¿Y la pareja de “La noche que lo vimos llegar”? Ellos seguirán como trío con el recién llegado Abel debido a que el marido sesentón (Harry) ya no puede realizar sus labores maritales con la eficiencia y constancia requeridas. Por eso, cuando su mujer, totalmente desnuda, se sienta en el borde de la tina de hidromasaje donde se ducha Abel, Harry entiende que su relevo sexual ha llegado: “Harry trajo la pijama de seda, pero al ver mi ropa en la alfombra, la dejó en el sillón de la entrada” (p. 18). Ya antes, ella había notado que: “Aunque Harry permanecía callado, pude observar en sus ojos una pícara sonrisa. Yo estaba contenta por el joven, por Harry y -por qué no decirlo-, por mí” (p. 14-15).

Por su parte, el pequeño de “El niño del suelo” seguirá haciendo amigos ocasionales porque su simpatía va más allá de las diferencias sociales y no importa si su madre es vendedora callejera y él tiene un futuro incierto: “Mientras las mujeres regatean mercancía, dinero, tiempo y hasta miradas, los niños comparten la banqueta entre chicles y risas” (p. 9).

¿Y Jacinta, la del cuento homónimo, que ha vuelto de la prisión, acusada falsamente de un delito federal? Pues continuará siendo feliz dentro de su pureza espiritual, sin acumular rencores: “Afigúrese, que secuestré a nueve soldados, andarían maneados, ¿verdad? Una carcajada de amarga ironía cerró el ciclo de su infierno” (p. 11).

Y finalmente llegamos a “Ella, la que sabe soñar”, que no es una ella, sino un él, pero ¿acaso eso importa? Lo que sí importa es que como personaje trasciende los límites literarios para seguir yendo todos los días a la esquina de Morelos y Zaragoza a lucirse ante el público masculino: “Cruza la calle contoneándose. (…), cual modelo en pasarela, se sabe observada, se detiene en la banqueta, posa como si cien fotógrafos la rodearan, sonríe, abanica su mano libre en señal de saludo, a todos, a nadie. (…), lanza sobre su mano parte de sus sueños en dirección del que se aleja” (p. 19-20).

Es raro encontrar personajes tan vivos en la literatura. ¿Cómo lo logra Aidé? ¿Los toma de la realidad? ¿Es muy observadora? ¿Elabora un estricto cuadro psicológico para cada uno? ¿O los va construyendo sobre la marcha según las necesidades de la historia? Sea cual fuera su origen, su destino ya está escrito: pertenecer para siempre a nuestra literatura nuevoleonesa.

*Aidé Cavazos González. Alex: crónica de una tormenta anunciada y otros cuentos. Monterrey, N.L.: Edit. Poetazos, 2016. 30 pp. (Serie: Eligio, Ciclón Tropical Cat. 2) (Libro de bolsillo: 10.5 x 7 cms.). Portada de Yair Comparán Cavazos.


 

 

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