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2178 31 Agosto 2016

 

 

Los fines de la educación en el siglo XXI son políticos, II
​Lucilda Pérez Salazar

 

Monterrey.- En el documento presentado por Aurelio Nuño el 20 de julio, titulado “Los Fines de la Educación en el Siglo XXI”, se define el prototipo de mexicanos que el gobierno quiere formar.

​El propósito de la educación, dice el documento, “es el de formar ciudadanos libres, participativos, responsables e informados, capaces de ejercer y defender sus derechos, que participen en la vida social, política y económica de México”.

Nadie podría estar en desacuerdo con estas cualidades. Agrega el documento que estos ciudadanos deben:

• “Expresarse y comunicarse, oral y por escrito, en español y en inglés”.
• “Emplear el pensamiento lógico y matemático para resolver problemas cotidianos y complejos”.
• “Tener capacidad de análisis y síntesis”.
• “Informarse de los procesos naturales y sociales, de la ciencia y tecnología”.
• “Ser competentes en el uso de tecnologías de información y comunicación (TIC)”.
• “Conocer sus debilidades y fortalezas”.
• “Tener capacidad de liderazgo y resolver los conflictos por medio del diálogo, la razón y la negociación”.
• “Tener valores. Respetar la ley y defender el Estado de Derecho”.
• “Tener creatividad, sentido estético y apreciar la cultura y las artes”.
• “Cuidar el medio ambiente”.
• “Hacer aportaciones al desarrollo de la comunidad, del país y del mundo”.

​Perdónenme, pero estos atributos educativos no los tiene ni Obama, Peña Nieto, Nuño, ni alguno de los políticos, empresarios o banqueros del mundo.
​Estas metas (fines educativos) están pensados para países de primer mundo, con gran desarrollo educativo, tecnológico y social como Finlandia y Singapur, ni siquiera para Francia o Estados Unidos.

​En las condiciones socio-económicas y culturales de México, difícilmente se pueden cumplir estas metas, si antes no se resuelven los problemas que aquejan a nuestro sistema educativo, y se toman las medidas pertinentes, como:

• Preparar y capacitar a los maestros que van a aplicar el proyecto.
• Reformar y adaptar las escuelas normales al nuevo modelo educativo.
• Hacer los cambios necesarios en la evaluación de los docentes para eliminar todo rasgo punitivo y convertirla en una evaluación diagnóstica y formativa. 
• Rehabilitar y modernizar la infraestructura escolar.
• Instalar tecnologías en todos los planteles.
• Reducir, a no más de 20, el número de alumnos por grupo.
• Formar y capacitar a los directivos y autoridades educativas para desarrollar el nuevo proyecto.
• Eliminar o disminuir las condiciones de pobreza en que vive la mitad de la población.
​Llama la atención que entre los atributos del ciudadano a formar no figuren estos:
• Desarrollar el pensamiento crítico, transformador, capaz de prefigurar otro México posible y de realizar los cambios que el país necesita. Esto es, construir un nuevo Estado de Derecho justo y democrático.
• Desenvolver el pensamiento científico, innovador, para despertar el interés por la investigación y con ello la generación de ciencia.
• Fomentar la transparencia, y la rendición de cuentas en el desempeño de las actividades de todos los ciudadanos.
• Promover la honradez, el combate a la corrupción y a la impunidad.
• Desarrollar valores como la democracia, la justicia, la verdad y la solidaridad.

​¿Por qué se ignoraron  estos temas que son la prioridad en el México de nuestro tiempo?

Porque estos temas no forman parte de los objetivos educativos del grupo político gobernante.

Los fines de la educación en México, no son neutrales, ni puros, siempre han sido políticos, y los que hoy propone Aurelio Nuño no son la excepción.

En la historia de la educación en México siempre han predominado los intereses del grupo o partido dominante. Sus objetivos han sido los de formar a los ciudadanos que necesita el régimen político para su consolidación.

Así, durante el largo período de dominio del PRI, los fines de la educación diseñados por Torres Bodet, fueron los de formar a los niños y jóvenes, a los ciudadanos del mañana, en la ideología del régimen político que imperó durante más de 70 años.

Todo se subordinó a este objetivo: la formación de los maestros en las escuelas normales, los planes de estudio y hasta los libros de texto.

Los niños y los jóvenes se identificaron con los valores generados por el sistema político dominante y con los símbolos de la historia oficial. En este período se llevó a cabo una homogeneización ideológica de los educandos.

El Modelo Educativo de Peña Nieto (Nuño) lleva el mismo derrotero. “Los Fines de la Educación del Siglo XXI” son los fines del proyecto político y económico del actual gobierno, cuyos intereses son los de la tecnocracia en el poder. Los objetivos de la educación, no declarados, son los de preparar el capital humano necesario para la nueva economía que, ellos suponen, resultará cuando maduren las reformas estructurales privatizadoras implantadas por Peña Nieto.

De eso se trata la reforma educativa: de quebrar el pensamiento crítico de los maestros, de romper su relación intelectual y afectiva con los alumnos, sus familias y  con el pueblo, y de imponerles qué enseñar, cómo enseñar y para qué enseñar.

Los fines de la educación llevan impregnada una visión del mundo mercantilista, globalizadora y neoliberal basada en los criterios de calidad, evaluación, eficiencia, competencia y beneficio individual, promovidos por el sector empresarial a través de la agrupación “Mexicanos Primero” y otros y por organismos internacionales como la OCDE y el Banco Mundial.               

La Reforma Educativa es una más de las reformas estructurales del gobierno, quizá la más profunda. Sin necesidad de transferir, más, la educación a manos privadas, se cambian los contenidos, los planes, la currícula, los fines de la educación y hasta el régimen laboral de los maestros para adaptarlos al nuevo prototipo de Estado.

Por eso Nuño dice que la reforma educativa es una reforma de Estado, no de ciclo sexenal. El gobierno quiere asegurar que la reforma sea transexenal. Es decir, pretende imponerle al próximo gobierno el camino a seguir en materia educativa. Y esto, es muy difícil que lo logre.


 

 

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