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2188 14 Septiembre 2016

 



Casa llena
Eligio Coronado

 

Monterrey.- En Casa llena*, de Adriana Flores Tanguma (Monterrey, N.L., 1963), el aspecto autobiográfico es el detonador de sus textos: poemas, cuentos, variantes, reflexiones, odas, todo se alimenta de ese componente.

Su obra la refleja al grado de ser ella misma: tierna, impetuosa, dulce, insegura, amorosa, sensible: “necesito que te conectes / y me digas que todo está bien / saber que estás ahí, aunque sea lejos” (p. 27), “Mi niña está de amores. / (…) / duerme levitando entre sábanas oscuras” (p. 25), “Que alguien me diga si los que se van de / pronto / andan todavía por aquí paseando (…) / como (…) espíritus” (p. 7).

Aprovechar la propia experiencia vital le da al autor la ventaja de enriquecer el texto y, además, profundizar en ciertos aspectos, aunque se aproximen a la confesión: “Ni recuerdo tu cuerpo completo, solo por tramos: tu perfil erecto en la penumbra, el vaivén incesante de tu cabeza en la oscuridad, tu contorno arrodillado entre mis piernas” (p. 16), “Podemos permanecer en silencio, / (…) / para satisfacer la necesidad de piel” (p. 13).

Intensa, honesta y de vocación inalterable (“Escribo desde que aprendí a hacerlo, mis primeros versos fueron para mi padre”), Adriana asume con aplomo su doble papel de autora-protagonista: “(Oda a mi piel) Vamos juntas avanzando, envejeciendo” (p. 11), “mientras el dormir se restablece / sigo arrullando las horas / con ojos abiertos / vigilia que sueña” (p. 26), “Respiro a cada momento en automático. / Tal vez mañana vengan las respuestas” (p.4).

Finalmente, es de destacar la capacidad con que construye pacientemente ciertas escenas: “Desde mi balcón veo pasar los cocodrilos, son enormes, con sus pieles impermeables y acorazadas; se trasladan sigilosos, con paso lentísimo, se petrifican, sus párpados no se mueven, no sabes exactamente hacia dónde miran, y de pronto se deslizan desapareciendo los picos de su cuerpo en la superficie, para después parpadear a lo lejos, sobresaliendo solo las esferas de sus ojos, en la paz del lago adormilado” (p. 19).
 

*Adriana Flores Tanguma. Casa llena. Monterrey, N.L.: Edit. Poetazos, 2016. 30 pp. (Serie: Corazón Contento.) (Libro de bolsillo: 10.5 x 7 cms.) Portada: Alejandra Lozano Flores.

 

 

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