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2189 15 Septiembre 2016

 



DISPARATES
Grito o lamento
Armando Hugo Ortiz

 

Monterrey.- Porfirio Díaz instituyó el Grito de Independencia en el Zócalo el 15 de septiembre, su natalicio, y lo disfrutó mientras estuvo en el cargo. Los mandatarios posteriores refrendaron este rito de veneración al presidencialismo, durante la hegemonía priísta.

Incluso el panista Vicente Fox alcanzó los últimos rescoldos, ondeó la bandera y repitió las consignas patrias hasta el 2005. Después del gran robo en las elecciones presidenciales, López Obrador y sus seguidores lo exiliaron a Dolores Hidalgo. El Zócalo y el Centro Histórico estaban bloqueados en septiembre del 2006.

Desde entonces la Noche del Grito, de apoteosis al Tlatoani se convirtió en una batalla sonora entre la rechifla de los opositores, y las bocinas del gobierno, buscando opacarlos.

Durante su sexenio, Felipe Calderón asumió como un reto salir a balcón y despachar con rapidez la ceremonia, para solazarse luego en privado la fiesta de lujo.

Con Enrique Peña Nieto, la Plaza Mayor se convirtió el 15 de septiembre en un cerco militar, para evitar el acceso de los inconformes, en especial los profesores de la CNTE.

Se ha hecho campaña en las redes sociales para no asistir a la ceremonia, pero siempre hay acarreados para hacer bulto, y medio disfrutar de los artistas como Juan Gabriel, buen soldado priísta que colaboró en el 2013.

Para Peña Nieto ya no es halago a su vanidad, ni siquiera desafío, se le percibe incómodo cada noche del 15, como forzado a tomar algo desagradable. Por motivos de fuerza mayor, como atender huracanes o por decisión propia de austeridad, ha cancelado el comelitón en Palacio este año y el previo. 

Ni siquiera hay beligerancia en sus opositores.

Más que nunca sonará bofa, en boca de Peña Nieto, la incendiaria invocación de don Miguel Hidalgo.

Lo sabe, de ahí su incomodidad.

a_hugo16@hotmail.com

 

 

15diario.com