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2191 19 Septiembre 2016

 



MALDITOS HIPSTERS
¿Es cultura ir a una feria del libro?
Luis Valdez

 

Monterrey.- Asisto a cada Feria Internacional del libro organizada por el ITESM. No he sido el mejor comprador pero sí me he gastado meses enteros de sueldo. Tristemente veo que mucha gente va y sólo compran cacahuates, churros, quesos o juguetes. Ahora que cobrarán 20 pesos de entrada, dicen que vale la pena pagar por cultura. ¿De cuál cultura hablan?

También hay quienes se resbalan gacho, como los booktubers educados por el mismo ITESM, que a final de cuentas tienen educación comercial (no de empleados) y siempre han tenido dinerito para sus sagas en inglés, que dicen que los eventos culturales son un gasto para los que lo organizan, ya sea gobierno o institución privada.

¡Por supuesto que son un gasto! Tanto como los impuestos que pagamos a gobierno para que de alguna manera los haga trabajar en las necesidades sociales.

¿O acaso los egresados del ITESM creen que el gobierno es una institución privada? ¿Será que nunca han pagado impuestos porque sus padres son los que han pagado todo?

Sería una trampa de estúpidos pagar por algo que hace el gobierno, si gobierno mismo ya lo ejecutó con presupuesto público. Eso significaría pagar dos veces.

Por lo cual no queda de otra que agradecer a la organización de esta feria del libro organizada por el ITESM, porque considerando gastos de renta y mantenimiento de un espacio que no resulta nada barato (y por el simple estacionamiento lo sabemos) como lo es CINTERMEX, siguen con su lucha, con sus insistencia, aunque para esto tenga que aprovechar a sus propios empleados de biblioteca y radio (Frecuencia TEC), en un esfuerzo por optimizar gastos. Porque una feria de libro nunca ha sido barata.

Si ahora piensan cobrar 20 pesos de entrada, estoy plenamente seguro de que se los debemos desde la primera feria. Esa alfombra del piso se renta, no es cortesía (hay que echar una mirada a las convenciones de cómics cuyas entradas son más costosas y el suelo son placas de concreto). El clima cuesta, los guardias de la entrada cuestan, el equipo de sonido y las sillas para sentarse, cuestan.

Cuando vayan a una feria del libro con las mismas proporciones pero organizada por gobierno, allí sí será lógico que alguien se ponga a lloriquear por 20 pesos.

Pero quedan dos cuestiones pendientes: algunos justifican que la Feria del Libro de Guadalajara cuesta lo mismo, cayendo en la ingenua contradicción de que ésta no es para nada la Feria del Libro de Guadalajara. Y la otra, los 200 pesos que pretenden cobrar el lunes (hasta las 5 de la tarde) porque será un día especial dedicado a los bibliófilos, que pagarán esa suma de dinero, para darse la oportunidad de caminar por una feria donde no haya aglomeraciones y sí una mejor atención. ¡Pero si los lunes ni va gente!

Por mientras en eso quedamos: no está de más ir y pagar cover de 20 pesos por persona, para entrar a la feria del libro a comprar cacahuates. La gente igual paga en el cine para entrar a comprar palomitas.

II
¡Ay, ternuritas!
Cada evento público tiene sus variantes en gastos, proyecciones y resultados. Aquí tenemos ferias de libro con distintas ejecuciones presupuestales. La FIL Monterrey y la UANLeer nos ofrecen mucho más que otros eventos locales, pero también mucho menos que la de Guadalajara. Y si se trata de pagar, ¿pagar para qué?

¿Qué me ofreces como extra? Porque la Feria Internacional del libro Monterrey cada vez da más lástima. Incluso cartas fuertes como César Lozano (que llegaron a abrir el doble del espacio en salas, inundando con su sonido el espacio de la presentación de Elena Poniatowska), en el 2015 no tuvieron presencia. ¿Hacia dónde va una FIL de presencia comercial, donde el estacionamiento cuesta 50 pesos y los que más llenan son Werevertumorro, Jorge Bucay y las firmas de booktubers en libros que no eran de ellos (y ahora que tienen libros propios, son una lectura basura)?

Es decir, ¿hacia dónde va una feria de libro organizada por una institución privada, que a final de cuentas necesita ver la manera de no perder su inversión? Que mete de coordinadores y encargado de salas a empleados, bibliotecarios y gente de servicio social.

Llegando al punto de que en la presentación de los libros del fallecido poeta Efraín Huerta, el encargado de la sala pregunta: ¿El señor Huerta va a venir?

Y uno de los presentadores contesta: Tenemos entendidos que es muy difícil.

¡Y así quieren cobrar 20 pesos!

Por supuesto, ya dijeron los de la organización de la FIL Monterrey, que es meramente cuota de recuperación.

No les va bien en asistencia, y los expositores venden menos. Deciden no rentar stands este año y, ¿cuál es la salida comercial de los organizadores? ¡Magia! Cobrar la entrada a los asistentes. Cuota de recuperación, le llaman.

Y no faltan los optimistas que opinan: “Pero es lo que se paga en la FIL de Guadalajara, ¿no?… y entonces el año siguiente se pondrá mejor”.

¡Ay, ternuritas!

 

 

15diario.com