Trump: fantasías y realidades necias
Eloy Garza González

Monterrey.- Gane o pierda Donald Trump la elección el próximo martes 8 de noviembre, Estados Unidos no volverá a ser el mismo país. Trump despertó la América profunda: la del racismo, la orgullosa ignorancia y el simplismo político.

Trump no es un populista del montón; es un nacionalista en el peor sentido del término. Decía Samuel Johnson que el patriotismo es el ultimo refugio de los canallas. Trump es el canalla donde se refugian los patriotas más burdos de Norteamérica.

Si gana, Trump no podrá controlar el pesado sistema de check and balance estadounidense, capaz de amarrarle las alas a un buitre como este. La ambición de volar alto de Trump se quedará en un mal sueño; demócratas y republicanos le dejarán empedrado el camino al infierno.

Ningún presidente de EUA puede hacer dinero directamente con el puesto: es de los pocos mandatarios en el mundo expuestos a un Big Brother las 24 horas del día, los 365 días del año. A lo sumo, un presidente de ese país, enfermo y corrompido en los demás ámbitos de su gobierno (léase el FBI, por ejemplo), puede ampliar exponencialmente  su networking. Al concluir su mandato, Bill Clinton creó una fundación y el defenestrado Nixon se volvió experto en asuntos internacionales y vendedor de best sellers.

Pero Trump ya tiene nombre y fama. Para bien o para mal, pero la tiene. Incluso amenazó con crear Trump TV, si pierde las elecciones. Pero no ocupa la presidencia para ampliar su ya de por sí vasto networking. A Silvio Berlusconi lo volvió célebre la compra del equipo Milán de futbol, y a Trump su reality show.

Lo más probable, si Trump gana la presidencia, es que provoque una nueva recesión económica como resultado de sus decisiones atrabancadas, reflejo de su volátil personalidad. Pero dará igual: los  gringos se lo buscaron, los gringos se lo ganaron, así se lleven de encuentro a los mexicanos, nos pesquen de un lado o del otro del ridículo muro que planea construir.