Ana Guevara: ¿violencia de género?
Eloy Garza González

Monterrey.- Ana Gabriela Guevara fue linchada en redes sociales porque no se ostenta como mujer, porque es “una machorra”. Buena parte de las calumnias que recibió tras la golpiza que le desfiguró el rostro fue de usuarios que le exigían actuar como hombre si quería ser uno de ellos. ¿Pero ser hombre implica soportar callado una andanada de puñetazos y patadas sin protestar de parte de cuatro sujetos fuera de sus cabales?

El machismo aflora en las redes sociales en forma de estoicismo hacia la agresión externa: si se es macho, la golpiza tiene que asimilarse como parte de la educación sentimental. Aguantar, soportar, resistir, cuando no se puede responder a la violencia con más violencia. Si el blanco protesta, si se queja, si reclama, delata su “falta de virilidad”.

¿Se debe denunciar la golpiza que le propinaron a Ana Guevara como un atentado a las mujeres o a los transgénero? No. Se debe denunciar como violencia sin más. Sea hombre, mujer, gay, nada justifica ser agredido por otros. Si Ana Guevara fuera hombre, también sería una víctima de la intolerancia, de la falta de civilidad y la irrupción de los instintos primarios. La violencia de género oculta la violencia a secas.

Ana Guevara tiene la libertad de hacer con su cuerpo, su apariencia y su tendencia sexual lo que le plazca, y en ninguno de estos casos, se justifica o se atenua la culpabilidad de sus agresores. El lema “si le pegan a una le pegan a todas”, merece una corrección: “si le pegan a un ser humano, le pegan a todos los seres humanos”. Así de simple.