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2256 19 Diciembre 2016

 

 

José Ramón García, 28 años desaparecido
Daniel Salazar M.

 

Monterrey.- Unos policías detuvieron en Cuautla a José Ramón García Gómez; formaban parte del Grupo de Investigaciones Políticas de la Policía Judicial del estado de Morelos. Convencido de los principios de la democracia, José Ramón participaba en la lucha por la defensa del voto y contra el fraude electoral de 1988, cuando aquel 16 de diciembre salió de su domicilio para asistir a una reunión en la Ciudad de México, a la que nunca llegó.

En plena carretera fue abordado por agentes del Estado mexicano, privándolo de su libertad. Ramón se convertía en “el primer desaparecido político” del sexenio de Carlos Salinas de Gortari.

El operativo policíaco en cuestión, estuvo dirigido por los comandantes Antonio Nogueda y Apolo Bernabé Ríos García y el grupo al que pertenecían, había sido creado por el entonces Gobernador Antonio Riva Palacio López. Estos tres siniestros personajes fallecieron ya, sin que hubiesen aclarado la desaparición de nuestro camarada.

En el transcurso de la investigación de la Fiscalía Especial creada para el caso José Ramón, se logró descubrir una tumba clandestina en el panteón de Amilcingo, en Temoac, donde se encontraron 17 cuerpos de desaparecidos reclamados por esposas que luego se identificaron como «Las Viudas de Amilcingo». Ellas siguen esperando que haya verdad y justicia y Ramón continúa desaparecido.

La situación actual guarda terribles similitudes con aquellos años dolorosos y, lo que es peor, la práctica política de utilizar la desaparición forzada como instrumento contra luchadores sociales (control poblacional), se extiende por las regiones del país afectando ya a más de 32 mil familias.

A pesar de que hoy a diferencia de décadas atrás existen avances en el instrumental jurídico para investigar, sancionar, prevenir y erradicar la desaparición forzada y, de que en el marco internacional gracias a la Convención sobre Desaparición forzada exista el Comité ad hoc de la ONU y en México la Ley en la materia vigente del estado de Morelos (desde el 2 de septiembre de 2015), las desapariciones continúan.

Existen además iniciativas que se encuentran en el Senado de la República y que fueron presentadas por organizaciones de familiares y defensoras de derechos humanos, las que deberán dictaminarse próximamente.

¿Quién tiene la certeza de lo que puede haber ocurrido a un desaparecido hace 28 años? Nadie. Interrogantes que se acumulan y muestran la sinrazón de la barbarie: “Razones de Estado” por encima de la racionalidad humanitaria.

A 28 años de la desaparición de José Ramón, hay que continuar diciendo que no olvidamos, porque una sociedad que olvida los crímenes de lesa humanidad, está irremediablemente condenada a repetirlos una y otra vez.

No debemos acostumbrarnos al horror cotidiano ni aceptar nunca esta “salida” impuesta desde el poder. En todos estos años se ha mantenido vigente la lucha histórica de las doñas del Comité Eureka y ahora la de las madres y padres de los de Ayotzinapa y de otros cientos de organizaciones que buscan y quieren localizar en cárceles clandestinas y campos militares a las y los desaparecidos, para no buscarlos en tumbas clandestinas.

Como testifica Rosario Ibarra: “Durante 40 años hemos buscado la verdad y hemos encontrado muchos rastros pero, mientras no tengamos la certeza, para nosotros, su familia y para todos los que luchan por encontrar a los suyos detenidos-desaparecidos en las cárceles clandestinas del mal gobierno, seguiremos reclamando ¡¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!! Esto es mucho más que una consigna; representa una esperanza de que tarde o temprano se esclarecerá el destino y paradero de todos y todas las personas desaparecidas”.

Miles por todo el país, 43 de Ayotzynapa y, en Morelos, el caso de José Ramón que no olvidamos.

* Fuentes: Comisión Independiente de Derechos Humanos de Morelos A.C  Partido Revolucionario de las y los Trabajadores – Morelos.

 

 

 

15diario.com