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2279 19 Enero 2017

 

 

Un muchacho, la vida y un arma
Eloy Garza González

 

Monterrey.- Los alumnos que expulsan de las buenas escuelas como el San Patricio, tienen una opción fácil: cerca de ellos suele haber otros colegios privados, fundados especialmente para matricular jóvenes conflictivos. Son instituciones educativas mediocres, pero con buena infraestructura física. Colegios creados para impresionar visualmente a los padres de familia, antes que a los alumnos. Colegios caros, pero deficientes en sus programas de enseñanza.

Niños y adolescentes con problemas psiquiátricos no son casos nuevos, derivados de una “sociedad enferma”. Siempre han existido. De hecho, la violencia en jóvenes no es mayor ahora que en décadas pasadas. Es solo que la difusión de estos casos es mayor en la era de Internet. Se difunden más rápidamente, en cuestión de minutos. Como seres humanos, como regiomontanos, no somos ni peores ni mejores personas que nuestros antepasados ni que otras comunidades.

Es justo indignarnos por la viralización del video en el que el menor ataca con un arma a sus compañeros y la maestra. Los testigos de estos hechos se multiplican exponencialmente. Algo muy desagradable para los familiares de las víctimas. Lo que no se vale es hacer de esto el debate principal. El análisis central es cómo hacer de nuestros hijos mejores personas; que aprendan el valor de la cooperación humana y de los principios éticos.

Las redes sociales operan bien para reflejar públicamente que tenemos sentimientos generosos y solidarios; que somos nobles y de gran corazón. Este tipo de casos suelen utilizarlos los usuarios de Facebook o Twitter o Instagram para demostrar sus virtudes personales. Está bien, no es algo criticable, pero tengamos claro que es una forma para que los demás nos vean como buenas personas y nutrir nuestra autoestima.

Por otro lado, todo acto criminal, toda agresión de una persona a otras es reprobable. Igualmente, todo adolescente con problemas psiquiátricos merece atención profesional y padres responsables. En el caso de este muchacho, ambas cosas fallaron y las consecuencias han sido muy graves.

 

 

 

15diario.com