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9 de abril de 2010
15diario.com  


 

ANÁLISIS A FONDO

La popularidad del presidente

Francisco Gómez Maza

 

  • Cada vez, menos popularidad para FCH: encuesta Mitofsky
  • En abril, logra 53% de aceptación popular, 5 puntos menos

 

mazaimgMuchos factores – la inseguridad pública que se traduce en violencia incontenible, asesinatos por montones, secuestros, errores garrafales de las fuerzas de seguridad en el combate al narcotráfico y la delincuencia organizada; el peso casi insoportable del pago de impuestos, que descobijó a medianas, pequeñas y micro empresas y muy despiadadamente a los trabajadores de nivel medio,  los altos precios de los productos y servicios públicos, entre ellos las gasolinas, entre otros – han logrado que la popularidad de las “autoridades” vaya deteriorándose cada vez más y que el Partido de Acción Nacional vaya alejándose día a día de un nuevo triunfo en las elecciones federales de 2012, cuando se hará en recambio en la Presidencia de la República. Tendría que ocurrir el “milagro” de un golpe de timón para recomponer las cosas para los gobiernos albicelestes, que ciertamente no volverán a la casa presidencial de Los Pinos si no demuestran que saben “gobernar” – han probado todo lo contrario -, no en beneficio de ellos mismos ni de las elites del poder político y económico, sino en beneficio de los ciudadanos de a pie, que van desilusionándose, aquellos que votaron por el PAN, y confirmando su rechazo los que votaron por el “peligro para México”, Andrés Manuel López Obrador. Mitofsky coloca al presidente mexicano en el grupo de “evaluación sobresaliente”, debajo de las evaluaciones “sobresaliente” y “alta”.

 

El presidente Felipe Calderón de México, al iniciar la segunda mitad de su sexenio, logra 53%, 5 puntos de popularidad, menos que en la compilación anterior realizada por Consulta Mitofsky. El dato es ya conocido por muchos, porque fue publicado por la empresa encuestadora el domingo 4 de este abril en su página de la WWW. Pero la atención de los medios de publicidad y propaganda ha estado en lo rojo de los enfrentamientos de las bandas del crimen organizado, entre ellas mismas, y con las fuerzas de seguridad; en los desafíos de los sicarios a las llamadas instituciones gubernamentales; en los asesinatos de mandos policiales y – increíble – en la desaparición y muerte por presunto asesinato de la niña Paulette, que ha vendido más periódicos impresos y tiempos en la televisión y la radio, que la muerte de los niños de la guardería ABC de Hermosillo, que por cierto nadie ha resuelto y los responsables siguen libres impunemente, o en el asesinato de los dos jóvenes universitarios del Instituto Tecnológico de Monterrey, calificados oficialmente y a priori como sicarios de los “Zetas”, así como la ejecución a mansalva de un grupo de niños en Durango, en un presunto retén militar, cuando viajaban para recoger las becas escolares que, por adelantados, les otorgaba el propio gobierno. Calderón comparte la tal evaluación con el ex obispo Fernando Lugo, de Paraguay, que tantas esperanzas provocó entre el pueblo paraguayo y entre los sectores progresistas de Latinoamérica y el mundo, a quien su última evaluación coloca con el 50% de aprobación, justo a la mitad del ranking, y con Barack Obama de quien los estadounidenses esperaban la salvación mesiánica, luego de la “santa madriza” que le puso a ellos y al mundo el halcón de George W. Bush. Y a pesar del (desprestigiado) premio Nobel de la Paz, y haber logrado un gran triunfo político, al aprobarse su ley de salud, mantiene un 48% de aprobación, lo que muestra el nivel de competencia política que ha generado su gestión.

 

Entonces, el presidente Calderón seguramente ya toma medidas para que la simpatía que un gran sector popular, por las razones y posiciones políticas que sea, no decaiga más, lo que acabaría dándole la puntilla a su partido, ya de por si desprestigiado y perdedor en las más importantes elecciones de esta primera mitad de sexenio. Un 53%, de acuerdo con las operaciones aritméticas de Mitofsky, no es nada despreciable. Si quiere mantenerse y pasar a la historia, Calderón tiene que dar un campanazo: congelar, por ejemplo, las mensuales alzas al precio de las gasolinas; resarcir las pérdidas de los trabajadores medios en sus ingresos netos que fueron severamente carcomidos por el incremento del impuesto sobre la renta, y congraciarse con las medianas, pequeñas y microempresas, que son las que generan puestos de trabajo y que no lo están haciendo porque sus condiciones financieras no le son nada favorables (a las empresas, aclaro; no a los empresarios, que estos son tan “imaginativos”, que nunca salen perdiendo, sino más bien incrementan exponencialmente sus caudales personales). Con estas dos medidas sería suficiente. Ya no hablemos de resarcir el poder de compra de las clases “medias” (si es que existen) y de las populares, que éstas últimas están ya acostumbradas a mal vivir, mal comer, mal curarse, mal pasar por este mundo lleno de carencias e infortunios para ellos.

 

El presidente Calderón tendría que preguntarle al presidente Mauricio Funes, de El Salvador, cómo le ha hecho para lograr la primera posición entre los presidentes sobresalientes – la evaluación más alta – con un 83% de aprobación, no obstante haber declinado cinco puntos porcentuales. Y tendría también que consultar con Luis Ignácio Lula da Silva, de Brasil, quien en casi casi todo su mandato, que está por concluir, ha aparecido en el grupo de los mejor evaluados, aun cayendo 7 puntos respecto a la anterior recopilación.

 

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