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10 Agosto 2011
 


EL CRISTALAZO
La verdad sospechosa
Rafael Cardona

Ciudad de México.- Nadie sabe cuándo ocurrió ni quién fue el responsable, pero el agua tibia tiene ya demasiados años de inventada. Casi tantos como el hilo negro.

Y quizá la misma edad tengan las verdades a medias, el disimulo, la simulación y la hipocresía. También los pretextos con cuya presentación los estultos y convenencieros quieren presentarse como especie extinta.

Así pues las “revelaciones” del gobierno de los Estados Unidos en cuanto a la injerencia permanente, tolerada y aplaudida de sus agentes en una guerra cuya paternidad no le corresponde a México, no hacen --en el mejor de los casos--, sino confirmar todo cuanto los mexicanos sabemos desde hace mucho tiempo: la dependencia colonial hacia Washington.

La información más reciente dice: “Estados Unidos está ampliando su papel en la lucha sangrienta de México contra el narco, enviando más agentes de la CIA y militares retirados a dicho país, y considerando planes para desplegar a elementos de seguridad privada con la esperanza de dar un giro a un esfuerzo de miles de millones de dólares que hasta ahora ha mostrado pocos resultados.

“En semanas recientes, un pequeño número de agentes de la CIA y militares civiles estadunidenses han sido adscritos a una base militar de México, donde, por primera vez, funcionarios de seguridad de ambos países trabajan codo a codo en la recopilación de información sobre carteles de la droga y planifican operaciones. Las autoridades también buscan introducir un equipo de ex militares dentro de una unidad especial antinarcóticos de la policía mexicana.

“Funcionarios en ambos lados de la frontera dijeron que los nuevos esfuerzos se han diseñado para evadir las leyes mexicanas que prohíben operar a militares y policías extranjeros en su territorio, y para evitar que tecnología avanzada caiga bajo control de organismos de seguridad mexicanos con una larga historia de corrupción”. ¡Vaya!, para evitar la corrupción policíaca corrompemos al Estado mismo. Genial.

Pero en lugar de enrollarnos en la bandera nacional deberíamos agradecer al gobierno mexicano habernos llevado a una condición  de dependencia e injerencia, propia de países  en franca ocupación militar como Irak y Afganistán, según ha referido el mismo NYT, casualmente pocos días después de la visita de respaldo a la guerra del señor  Juan Manuel Santos, presidente de Colombia, quien dijo  ante los integrantes del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales las bases militares de EU en su país como parte del Plan Colombia son un mito.

Y quizá Santos dijo la verdad: no hay bases militares en Colombia ni en México, hay bases nacionales donde se alojan los agentes militares estadunidenses. Es más barato y  menos visible.

Por lo pronto, en México, en pleno paseo de la Reforma, hay una oficina bilateral para la (aparente) operación de la Iniciativa Mérida cuya falsa  condición  de gestora de maquinaria aeronáutica de segunda y distribuidora de centavitos para la (también aparente) “cooperación bilateral”, no haría necesaria tan abundante presencia extra diplomática a unos metros de la embajada.

Esas oficinas tienen como finalidad real servir de sede a las operaciones de la OBI (Oficina Binacional de Inteligencia) en la cual los mexicanos les sirven a los gringos cuando no de guías  para llevarlos al ponche de granada en el Tenampa de Garibaldi. 

El edificio aloja el cuartel general de los agentes del Pentágono, la Agencia Central de Inteligencia (CIA), el Buró Federal de Investigación (FBI); los representantes del Departamentos de Justicia;  de la Seguridad Interior y del Tesoro  y hasta los de la ATF (Armas, tabaco y alcohol) cuya más significativa aportación  a las buenas relaciones gabacho-mexicanas fue la bonita operación  “Fast  and Furios” por la cual el gobierno mexicano no fue capaz siquiera de expedir una protesta formal.

También funcionan ahí la Agencia de Inteligencia Militar (DIA);  la Oficina Nacional de Reconocimiento (NRO) y la Agencia Nacional de Seguridad (NSA); la Inteligencia de la Guardia Costera (CGI) y la Oficina de Cumplimiento Aduanal y Migratorio (ICE); mientras que el Departamento del Tesoro mantiene personal de la Oficina de Inteligencia sobre Terrorismo y Asuntos Financieros (TFI).

Y como en todas estas cosas no podemos pasar por alto la indispensable contribución del señor Alejandro Poiré, Secretario del Consejo de Seguridad Nacional quien ha dicho como si se lo creyera:

“…subrayaría que los distintos… o el personal de distintas agencias con las que México tiene colaboración de otros países, en particular de los Estados Unidos, está siempre sujeta (sic) a los lineamientos establecidos en acuerdos bilaterales y siempre realizando las actividades de trabajo con respecto a información que han sido acordadas y, desde luego, siempre sujetos a la Legislación mexicana”. Lindo.

Absurdo
Como una contribución más a la escasa literatura surrealista en México, el gobierno le has quitado los fondos de respaldo contra la inseguridad a los municipios incumplidos en el ejercicio de esos gastos. Algunos por no utilizarlos completamente; otros por saltarse  la “normatividá..”.

Pero además de eso les ha regalado a los ediles coludidos, si los hay, una magnífica forma de zafarse de la responsabilidad:

--No nos han entregado el recurso, “seño”…”

Ante eso la presidenta de la Conferencia Nacional de Seguridad Pública Municipal, Lorena Martínez negoció con la Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional de Seguridad Pública mecanismos de negociación para revisar la situación de cada uno de los municipios para revertir la decisión. Pura burocracia.

 

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