860
10 Agosto 2011
 


Palabras sobre la mesa
Eligio Coronado

corimgUn curioso grupo sin nombre, pero muy disciplinado, se ha estado reuniendo en Monterrey desde 1986 para tratar cuestiones del lenguaje, pero no se trata de académicos o maestros, sino de cronistas deportivos, ex futbolistas, entrenadores, conductores de televisión, locutores de radio, periodistas, árbitros de futbol y uno que otro escritor.

Después de veinticinco años, en los que han orbitado alrededor de veintidós miembros, son cinco los que sobreviven: Ángel Robles, Roberto Gómez Junco, Ricardo Espinosa, Marco Carrión y Arturo Ortega Morán, quienes junto con  Héctor Sánchez Rosaldo (Monterrey, N.L., 1938-2011), ex piloto profesional y cronista de automovilismo, han decidido poner sus Palabras sobre la mesa*.

Palabras sobre la mesa reúne algunas de las inquietudes que han poblado de interrogantes las sesiones de este grupo: etimologías, distorsiones del lenguaje, habla coloquial, humor involuntario, refranes, evolución de las palabras, relatos sobre personajes (Alma Reed, Al-Hassan, Norton I, William Dampier, Fernando de Magallanes) y situaciones relacionadas con el lenguaje (Héctor Sánchez Rosaldo: La saga del idioma en el seno de una familia, p. 57-66; Arturo Ortega Morán: Por la boca muere el pez, p. 100-101). También hay poesía ingeniosa (Celedonio Junco de la Vega) y poesía sensitiva (haikús).

Ángel Robles (México, D.F., 1942), iniciador del grupo, junto con Milo Cruz y Javier Héctor Gutiérrez, refiere que a la palabra la “consideramos una herramienta fundamental del periodismo” (p. 14). Con el tiempo el grupo ha ampliado sus horizontes y su compresión de la palabra, de allí sus relatos en que la palabra registra los cambios históricos de la humanidad (Dampier, Magallanes, etc.), los cambios en la comunicación (distorsiones, habla coloquial, humor involuntario y refranes) y los de la creación literaria (poesía).

En el campo del humor, Gómez Junco entreteje una compilación de desaciertos con toda la intención de hacernos reír: “árbol que crece torcido jamás será vencido”, “dime con quién andas y te diré quiénes son”, “al que madruga dos le ayudan”, “los niños borrachos siempre dicen la verdad”, “más pronto cae un hablador si es cojo”, “Perdónenme por haberles contado todo con lujuria de detalles” (“Dislates en cascada”, p. 43-46).

Más serio, Ortega Morán explica el origen de algunos vocablos (“plicare”, Villamelón”, “Equipales”, “Arrachera”, “Velcro” y las expresiones “¡Ya me cayó el veinte!”, “Matarile.rile-rón” y la frase “La tuna” (p. 23-39).

Cualquiera pensaría que por el oficio mayoritario entre sus integrantes el tema sería siempre el soccer, pero Ricardo Espinosa lo desmiente: “A veces se habla también de futbol, pero en el grupo ya no es un tema demasiado recurrente ni obsesivo” (p. 9).

Finalmente, no está por demás señalar que este loable esfuerzo nos recuerda inevitablemente otro de Carmen Galindo publicado en 1999 en la Colección ¿Ya Leíssste?: El lenguaje se divierte.

* Ángel Robles y otros. Palabras sobre la mesa. Monterrey, N.L.: Edit. Font, 2010. 120 pp.

¿Desea dar su opinión?

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 

k

 

r

i

 

unez

 

q90

 

p89

 

q88