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921 04 Noviembre 2011

HABÍA UNA VEZ
Es que no tiene amigos
Everardo Hernández Medrano


atamoros, Tamaulipas.-
Sin ningún rubor, sin una gota de pena o vergüenza por no haber cumplido con sus compromisos de campaña, el diputado federal Baltazar Hinojosa Ochoa está enviando boletines para anunciar que este mes rendirá su segundo informe legislativo, con invitados especiales incluyendo al ex gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto y por su puesto a su hada madrina Elba Esther Gordillo. Faltaba más. Aclara que al presidente nacional del PRI, Humberto Moreira, no lo invitó porque se trata de un político muy desprestigiado, impresentable, imprudente y… en breve desechable.

Con una escolta especial de 30 guaruras enviados desde el Estado de México, Baltazar regresará a Matamoros, luego de meses de ausencia, según él por la inseguridad que se vive en esta ciudad, pero en realidad, al temor de que los ciudadanos le reclamen todas las mentiras que les dijo cuando les pidió el voto para la diputación federal.

Como ya estamos acostumbrados, seguramente Baltazar vendrá contarnos mentiras de como se esforzó en la Cámara de Diputados para cumplir con los compromisos que contrajo al rendir protesta como legislador, pero lo que no nos contará es que dedicó el 99 por ciento de su tiempo en servir de mandadero del diputado federal Francisco Rojas, a su vez mandadero de Enrique Peña Nieto.

Por andar sirviendo a sus amos del Estado de México, Baltazar no tuvo tiempo para gestionar ante la SCT los grandes proyectos de infraestructura para Matamoros que continúan retenidos, como es el caso de los 600 millones para infraestructura del Puerto de Matamoros. Por cierto este año, la SCT deberá regresar a la SHCP mil cien millones de pesos producto de subejercicios, tan sólo de Tamaulipas.

Por lo pronto, el equipo de Balta a través de su alfil-espía Alejandro Ostos, el nuevo titular interino de SEDESOL, ya contrató a varias empresas de espectáculos, coristas, producción de videos e imagen, decoradores, maquillistas, luces y sonido para engalanar el recinto donde rendirá su segundo informe de nada. Claro que todo con cargo a la Cámara de Diputados, vulgo, el pueblo. Lo sentimos, pero no se invitará a dirigentes de colonos, campesinos, obreros o pescadores, porque como no tienen agua donde viven, no se bañan con frecuencia, y huelen fuchi.

De allá de Victoria nos informan que el gobernador Egidio prometió que por esta vez no va a ser candidatos a diputados a sus amigos, para que el PRI tenga candidatos ganadores y no que porque no tenga amigos, como dicen sus críticos.

Según el líder estatal del PRI, Lucino Cervantes, el gobernador le dejará las manos libres para que sea él y el CEN del CDE con el apoyo de los grupos políticos en cada distrito los que propondrán al CEN del PRI a los mejores aspirantes, que en primer lugar tengan posibilidades de ganar una elección, que no tengan señalamientos de ladrones, mentirosos y alcohólicos o vínculos con el crimen, para que no les vaya a pasar lo que con la candidatura de Baltazar Hinojosa que tuvieron que comprar votos de 500 pesos para sacarlo de la segura derrota.

Pasando a otro tema, por considerar que es de interés general, le damos copy and paste a la columna de Onésimo Flores Dewey que se publica en diferentes medios nacionales y del estado de Coahuila.

Hoy dedico esta columna a los diputados del Congreso de Coahuila. A Fernando de las Fuentes. A Francisco Tobías. A Enrique Martínez. A todos los que conforman la súper-mayoría que permitió a Humberto Moreira gobernar con holgura. Me dirijo a ustedes como ciudadano, como representado y en algunos casos como amigo. Sé que mis reclamos pueden resultar injustos.

Conozco el innegable talento de muchos de ustedes, y las buenas intenciones que habitualmente guían sus acciones. Entiendo que su trabajo es colegiado, y que lo que aprueban no necesariamente refleja sus opiniones personales. Y me queda claro que su margen de acción está limitado por un sistema político cuyas reglas tácitas castigan la curiosidad y la independencia.

Esto no es un ataque personal, sino una crítica respetuosa. No pretendo insultar, sino poner en la mesa una discusión que buena falta hace sobre la fragilidad de la división de poderes en Coahuila. Y es que tengo que ser claro. Esta Legislatura será recordada como la más dócil y cuestionable de nuestra historia moderna.

Los últimos meses fueron de escándalo. Las campañas electorales y la llegada de Humberto Moreira a la política nacional pusieron a Coahuila bajo la lupa. Semana a semana afloran nuevos detalles, evidenciando lo que muchos suponíamos: las finanzas del Estado fueron devastadas por el exceso y el descontrol. No sólo confirmamos que el monto de la deuda creció exponencialmente durante este sexenio, sino además que el Gobierno estatal nos mintió sistemáticamente sobre su manejo y tamaño.

Resulta que hay deuda por fuera de los libros, que hay deuda contratada con autorizaciones falsificadas y que hay deuda cuyo destino y propósito no está claro.

Hubo muchas obras, pero ni de cerca tantas como para justificar más de 140 mil millones recibidos como presupuesto ordinario en el sexenio, más 33 mil millones adicionales en deuda pública. Resulta que hay que cancelar súbitamente programas sociales, desocupar burócratas, subir impuestos y llegar a acuerdos urgentes y poco transparentes con los bancos.

¿Cómo pudo suceder esto? El culpable favorito es Javier Villarreal, el funcionario que hoy nadie defiende. Lo tildan de maldito, de desleal, de irresponsable. Será el diablo mismo, pero parece ridículo pensar que Villarreal actuó solo, como si trabajara desde la estratósfera, sin jefe, sin pares, sin auditores. En todas las democracias existen contrapesos diseñados para evitar o al menos para detectar a tiempo los errores y excesos. Para encontrar qué pasó, debemos preguntarnos por qué fallaron estos mecanismos.

¿Quiénes autorizan los presupuestos? ¿Quiénes estiman los ingresos y fijan el destino del gasto? ¿Quiénes reciben, auditan y aprueban las cuentas públicas del Gobierno? ¿Quiénes tienen la facultad constitucional de autorizar los endeudamientos del estado? ¿Quiénes deben velar por el cumplimiento de las leyes? ¿Quiénes realizan la glosa de los informes de gobierno? ¿Quiénes cuestionan a los funcionarios del gabinete? ¿Quiénes crearon el SATEC, el súper-ministerio que dirigió Javier Villarreal?

Ustedes, señores diputados. Nuestras leyes les otorgan atribuciones suficientes para prevenir, identificar o detener problemas. El Congreso existe precisamente para evitar que el Ejecutivo se desboque, pero ustedes jamás jalaron las riendas. ¿Por qué no lo hicieron?

Quizá estaban engañados. Como bien declaró el presidente del Congreso apenas el 5 de agosto, la deuda autorizada formalmente por ustedes ascendía sólo a 7 mil 700 millones. ¿Pero qué hicieron al descubrir, en fechas recientes, que existen compromisos por 25 mil millones adicionales? No los vi gritar, ni exigir cuentas, ni siquiera plantear preguntas. Se limitaron a aprobar un decreto urgente, un cheque en blanco que no sólo permitió al Gobierno negociar un salvavidas de los bancos, sino que además legitimó retroactivamente todos los compromisos adquiridos a espaldas de ustedes mismos. Si en algún momento fueron víctimas, hoy son cómplices.

Nunca había visto un decreto tan importante ser aprobado con tanta celeridad.

¿Por qué decir “sí” antes de conocer montos, plazos, tasas, garantías y consecuencias de los pagos de la deuda? El Gobierno firmó un acuerdo con la banca casi al día siguiente de que ustedes aprobaron su decreto. ¿Pero acaso conocieron oportunamente el costo y las condiciones del refinanciamiento? ¿Discutieron los funcionarios alguna opción con ustedes? Aún ahora, ¿tienen copia del acuerdo que comprometerá las finanzas coahuilenses por 20 años?

En las democracias los grandes planes y sus financiamientos son aprobados por el Legislativo antes de que el Ejecutivo se aventure a gastar un centavo. Acá el Gobierno gastó por la libre, involucró al Congreso sólo para legitimar y tapar los hoyos, y hasta el final negoció con la banca, ya con la soga en el cuello. El orden de los factores sí afecta al resultado.

Me indigna su falta de indignación. Entiendo que algunos de ustedes miden cada paso, cuidando no caer de la gracia de sus jefes políticos. Pero no se equivoquen. Están en el Congreso para representarnos a nosotros.

Y este columnista le agregaría “copy ande paste” con dedicatoria a  nuestros honorables diputados locales de Tamaulipas, faltaba más. Si aquí como en Coahuila hubo fraudes y deudas y nadie ha abierto su boquita de oro. ¿No les da vergüenza? Por cierto, ¿alguien sabrá cuánto del dinero de la deuda de Coahuila se encuentra muy seguro e invertido en Cuba?

ehernandezm03@hotmail.com


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