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921 04 Noviembre 2011

Los Pinochos
Nora Elsa Valdez

M
onterrey.-
Nos contaron de niños que Geppetto fabricó a Pinocho, una marioneta de madera que, cuando decía mentiras, le crecía la nariz. Pero al parecer no hizo uno, sino muchos, pues cada día aparecen nuevos Pinochos en el mundo, sobre todo en México.

Al parecer se llegó el tiempo de que las mentiras y los mentirosos sean  conocidos por todos. Wikileaks ha publicado documentos que se nos ocultaban para que no supiéramos algunas verdades.

Se está empezando a conocer que enfermedades que han aterrorizado a la humanidad, como el cáncer y el sida, tienen cura y que esto se ocultó deliberadamente con el fin de vender fármacos a precios de oro para enriquecer a unos cuantos.

También que el agua de mar puede salvar a millones de niños de la inanición y la enfermedad, y que este descubrimiento lo hizo un médico europeo hace muchos años, pero esto nos fue ocultado deliberadamente, al igual que se nos ha ocultado el descubrimiento de diversas formas de obtener energía libre, limpia y gratuita, para nuestra casa o nuestros coches.

Las vacunas de todo tipo han sido otro fraude de nuestros tiempos para hacer lucrativos negocios, manipulando nuestro miedo a perder la salud.

Esto y muchas cosas más que se están dando a conocer, son muestra de las mentiras de los Pinochos internacionales. Pero también en México tenemos muchos Pinochos, que no se quedan atrás y que estamos descubriendo.

Nos acabamos de enterar por las noticias, cómo algunos Pinochos endeudaron varios estados de la república, sin que se supiera cómo, cuándo o quiénes desaparecieron miles de millones de pesos que ahora nadie encuentra.
 
Estamos viendo cómo de pronto se ha llenado la ciudad de obras y de constructoras, sin que tampoco nadie sepa cómo, cuándo o quiénes han autorizado todo este desorden vial, que únicamente está beneficiando a esas constructoras y dañando a la ciudadanía, que se supone es la que manda y a la que nadie está tomando en cuenta.

Y lo que es peor, la construcción más grande, el estadio que quieren hacer en La Pastora, ha querido iniciarse en contra de la voluntad de la ciudadanía, que se ha opuesto desde el principio, y que no ha sido escuchada por los desorientados Pinochos títeres que andan haciendo todo lo posible para regalar “en comodato” por 60 años, el último bosque de la ciudad para que sea convertido en un redituable negocio contaminante con giro de cantina gigante, y quienes además han anunciado que regalarán 500 millones de pesos en vialidades, todo para la protección de una necesitada empresa extranjera, para la cual parecen trabajar, pues han olvidado que el pueblo es el que les paga …. Bueno, al menos eso es lo que todos creíamos.

Los Pinochos de Guadalupe anunciaron con bombo y platillo que por fin llegaron a sus manos los papeles que demuestran que se han cubierto todos los requisitos, y que es todo lo que les faltaba para que ellos dieran la última autorización necesaria para que se iniciara la construcción del estadio, con lo cual creció más su nariz, pues ya desde hace tiempo se han iniciado esos trabajos invadiendo y talando el Parque La Pastora. De esto han sido testigos los vecinos del mismo y los defensores del bosque, habiendo muchos videos como prueba en YouTube.

Todo está siendo una gran mascarada que a nadie engaña. Los Pinochos no se han dado cuenta de que sólo son títeres, marionetas bailando al son de su titiritero. Un titiritero que no es el pueblo. Como bien dice Ximena, han estirado demasiado la cuerda y ésta está a punto de reventar.

El pueblo ha despertado y está viendo incrédulo el baile que los ingenuos Pinochos están representando en el paroxismo de su locura total, creyendo que engañan a todos, sin darse cuenta que es el último acto que representarán, pues ya nadie cree en sus mentiras.

Tarde se darán cuenta de que tuvieron la posibilidad de convertirse en niños de carne y hueso y no la aprovecharon, pues traicionaron a su pueblo y a ellos mismos. Su castigo será saber que todos se han dado cuenta de que son sólo títeres vacíos y huecos de madera, sin alma y sin valor, lo mismo que sus titiriteros. Y que ya no podrán engañar a nadie.


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