Suscribete
921 04 Noviembre 2011

Eje electoral
Víctor Reynoso

P
uebla.-
En toda elección presidencial intervienen una gran diversidad de factores. Pero es posible articular u ordenar la mayoría de ellos en torno a un eje. A una línea que agrupe en dos polos las opciones, las ideas, las filias y las fobias dominantes.

En la primera elección competida del México moderno, la de 1988, ese eje fue el sistema priista contra las posiciones antisistema. El PRI contra el (los) antiPRI. Curiosamente esa oposición parece querer revivir 24 años después.

Algo contribuyó Vargas Llosa con su declaración sobre el regreso del a su juicio “detestado y detestable” PRI, ante el fracaso de los gobiernos panistas. Marcelo Ebrard también ha hablado de que el regreso de su otrora partido sería una tragedia que hay que evitar.

Pero el asunto viene por lo menos desde principios del 2010, cuando el panismo dejó de lado a su aliado más probable en las reformas estructurales (y aliado real en los primeros meses del difícil gobierno calderonista) para buscar a un aliado improbable, el PRD. El cambio de aliado fue tan extraño, que dio lugar a la doble renuncia de Fernando Gómez Mont, primero a su partido y luego a la Secretaría de Gobernación.

El cambio de aliado generó mucha confusión, pero anunció que algunos creían que la vieja línea ordenadora, todos contra el PRI, debía renacer y articular a las elecciones mexicana. Hay que reconocer que algunos priistas tienen su mérito en la posible resurrección de esta vieja distinción. Humberto Moreira, por ejemplo, podría convertirse en uno de los principales arquitectos del nuevo eje ordenador. Si no resuelve convincentemente para la opinión pública la acusación de que la deuda pública de su estado, Coahuila, no sólo es excesiva sino ilegal, abonará el terreno de los antipriistas. Se unirá a la lista de los ex gobernadores incómodos, de los que representan para muchos electores lo peor del viejo PRI. Con el agravante de que él no está en la banca, sino al frente del partido. Daría argumentos sólidos para quienes consideran al tricolor “detestado y detestable”.

Todavía es prematuro afirmar si el país regresará a ese eje que muchos considerábamos ya historia. Un regreso confuso y decepcionante. ¿No deberíamos estar en otras cosas, discutiendo y pensando en otras cuestiones? Se nos presenta a los electores el escenario del mal menor. Habría que optar entre el PAN, que lleva once años insatisfactorios. O por el PRD, que ni siquiera sabe organizar una elección interna. La esperanza era el PRI renovado, pero hay quien se empeña, con crueldad, en demostrarnos que no hay renovación, que lo peor de los viejos estilos priistas sigue vigente.

Todo lo cual parece llevar a otro eje: “que se vayan todos”. Pero nunca se van ir todos. El voto nulo genera efectos no deseados, y no una mayor sensibilidad de la clase política. La solución está en otra parte.

Profesor de la UDLAP


¿Desea dar su opinión?

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 
15diario.com