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LA SANGRE DE MR. MONEY
Roberto Guillén

culturalogoExtraño a Mr. Money
en la calle
luciendo su chemisette
con la mona de la libertad neoyorkina
esgrimiendo el abecedario de Prometeo
lo extraño con mis botas de obrero
que invocan las llagas de edwin urbano
el guerrillero del Frente Farabundo Martí
para la Liberación Nacional
que sobrevivió a la cacería paramilitar
cómo extraño a Mr. Money
para salir a la protesta
con la bola de revoltosos
que como quiera
un día de estos
terminan en la pinkerton security
o
como despachadores
de hot dogs en un super 7
Si les escribo de Mr. Money
es porque un día me sacó
el mole de un ojo
cuando lo estaba reconstruyendo
en un localillo
del mercado fundadores
donde escribía para el miserable pasquín
del bendito chapucero de Antolín…
qué absurdo
yo un máster en periodismo
escribiendo en un pasquín sin suerte
por esos días los telefonistas
me invitaban a protestar
contra la reforma laboral de Abascal
Y sí quería ir
con Mr. Money                                            
en la primera línea del flash
como lo encacerola
mi tatuaje de born to shine
pero esa mañanitaut ahí estaba
en el chiquero de Antolín
dándole forma al signo de pesos
con unos alambres que me había
comprado en una ferretería
muy a pesar de que no sirvo
ni para instalar unas persianas
ahh, qué hombrrre
solía decirme mi Señora de París
tú no egues un hombrrre de casa…llamagué a un caggpintego
Y pues sí
Esa negra mañana de Saturno
Uno de los alambres rebotó en mi ojo izquierdo
Y un chorrito de sangre salpicó mi camisa
chorreando de angustia
al incurable activista que automáticamente se llevó
la mano al ojo
y Antolín me ofreció  un trapo
Párate wey… vámonos a la Cruz Roja
Sí,sí… dije patitieso de susto porque pensaba que ya me había
quedado pirata
El director del pasquín me trepó a un taxi
y nos enfilamos rumbo a la Cruz Roja
donde una enfermera me acostó en una plancha
y sobre el rostro me colocaron un lamparón
para observar la dimensión de la herida
Ella me echaba gotitas de agua y luego
 me pasaba un algodón por mi pupila
y en ese trémulo intercambio de luces y sombras
me vi en la más absoluta jodidencia soledad
de mi esternón surgía un aullido espiritual…
“pero qué puta necesidad tienes de lo revoltoso
Mírate qué jodido estás
¡Yaa! ¡Ya deja esa vaina! Ponte a vivir, que life is short
sí a vivir, como todo un monsieur
y el diagnóstico fresh de la enfermera me calmó los nervios
(y por eso todavía sigo en este sainete social):
Afortunadamente no es una herida de gravedad
sólo fue un pinchazo y muy en la orilla
en tres días estará como nuevo

Texto publicado en el libro Labios de Warrior (editorial oficio, 2008).

 

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