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982 30 Enero 2012

Imágenes del Estado
Alejandro Heredia

M
onterrey.-
Probablemente una de las problemáticas más acuciantes de la ciencia política contemporánea puede caracterizarse por medio de la imagen del dios Juno. Unas veces, con rostro desencajado por la impotencia de no poder ejercer la jurisdicción —una de las señales de vida de la soberanía— como antiguamente se hacía; en otros casos, con la expresión de soberbia potencia al acrecentar su poder cada vez con mayor eficacia sobre la acción de sus gobernados en la vida democrática.

Ashis Nandy (Imágenes del Estado, FCE, 2011), señala las aplicaciones tecnológicas en las que el Estado basa su reluciente potestad e imperio sobre los gobernados. “En una sociedad tras otra, en aras de proteger o ayudar al Estado, los gobernantes han empezado a extraer nuevos tipos de excedentes políticos y desencadenando nuevas formas de violencia contra los ciudadanos que se resisten”.

En nombre de la seguridad se inventan muchas especies de aparatos preventivos y disciplinarios; sin embargo, como señala el profesor hindú Nandy, éstos funcionan bajo la lógica de garantizar la seguridad del Estado o de su cuerpo de funcionarios, dejando de lado el interés de la población en general. “El Estado moderno siempre puede pedirle al ciudadano moderno que se sacrifique en nombre de la seguridad, pero no siempre puede proporcionar esa seguridad”.

Así tenemos un Estado no solamente ocupado en la seguridad, sino también muestra gran interés en desarrollar principios de racionalidad megacientífica con el fin de ostentarse como benefactor del desarrollo de los habitantes. De tal forma, puede observar toda una programación presupuestaria para incentivar el desarrollo, la cual se queda estancada en la mitad del sistema, sin alcanzar a beneficiar a las capas más vulnerables de la población.

En otra parte del texto de Ashis Nandy (“Cultura, Estado y redescubrimiento de la política india”), comenta sobre las condiciones actuales de la política india, sus antecedentes coloniales, así como los nuevos paradigmas, señaladamente pragmáticos de la vida pública hindú.

Más adelante, apunta los dos puntos de vista que han dominado la política y la cultura hindú: “Una comprende a quienes piensan que el Estado es el principal instrumento del cambio social; la otra corresponde a los que piensan que si la sociedad civil ha de prosperar, se debe restringir y redefinir el Estado”.

Lo anterior, subyace como una paradoja universal de la posmodernidad, un verdadero trendtopic de la política internacional, donde chocan las concepciones cuando tienden a ser demasiado ortodoxas. Queda claro que cualquier iniciativa que parta del Estado tenderá hacia la perpetuación del poder constituido, o mejor dicho, hacia la simulación de un cambio de las condiciones establecidas (gatopardismo). En cambio, el acotar las potestades de imperio del Estado, están cifradas una gran cantidad de iniciativas ciudadanas, las cuales consideran de forma un tanto cándida, que al ser abrazadas por el Estado, tales iniciativas habrán de volverse realidad.

El mundo se vacía en vacuas esperanzas, como señala Nandy cuando nos habla sobre que la desigualdad es hoy más económica que cultural, dado que los pobres del mundo pueden gozar de casi los mismos productos de los que disponen los acaudalados. Sin embargo, cada vez crece más el número de pobres, los desposeídos se multiplican en las ciudades y acampan en los edificios abandonados. El crecimiento económico que se desentiende del desarrollo equilibrado de los seres humanos, constituye un impostergable tema pendiente de las disciplinas sociales.

Imágenes del Estado. Cultura, violencia y desarrollo / Ashis Nandy; trad. de Guillermina Cuevas. — México: FCE, 2011. 142 p. ; 17x11 cm — (Colec. Umbrales.) ISBN 978-607-16-0791-1.

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