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982 30 Enero 2012

LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO
Entre el miedo y la imprevisión
Edilberto Cervantes Galván

M
onterrey.-
El manejo de la información a través de los medios masivos ha sido utilizado por gobiernos y empresas para ofrecer su visión de los sucesos o bien para provocar acciones y reacciones. La manipulación de la información no es un asunto nuevo.

En los últimos años, los medios de comunicación y el gobierno mexicano presentan la información con un sesgo de riesgo, de catástrofe, de crisis: así sucedió con el tema de la influenza H1N1, se declaró una emergencia nacional, se suspendieron las clases en las escuelas, se propició la psicosis por el que se decía alto riesgo de contagio, hubo hasta raspones diplomáticos y casi se suspende la operación de las empresas. Después se dijo que no se presentó ninguna catástrofe, gracias a la acción de gobierno; si no se hubiera actuado como se hizo las cosas habrían estado peor.   

El mismo tratamiento se aplicó a las inundaciones en Tabasco, pero como el evento tenía una localización regional determinada el clima de tragedia no se pudo extender a todo el país. Ahora se manejan de manera simultánea el asunto de la sequía y un posible nuevo brote de influenza; la sequía impacta a casi veinte estados de la república y la influenza puede diseminarse por todo el país.

Si bien el manejo de la información se hace con un tono de escándalo, como para distraer la atención pública de otros problemas, lo que aparece también con claridad es que el gobierno no tiene sentido de la previsión. Las inundaciones se siguen presentando en Tabasco, con mayor o menor gravedad y la influenza es recurrente.

El asunto de la sequía es paradigmático; desde hace meses se dio la voz de alerta y se dijo que sería la sequía más grave que el país hubiera padecido en décadas, se mencionaron los últimos 60 años. Al parecer no se hizo nada, ni se previeron recursos en el presupuesto federal de 2012; se alega que no hay partidas previstas al efecto y ahora se actúa, en forma apresurada, en medio de la emergencia; hasta se dio el debate público entre diputados y el Ejecutivo sobre las irresponsabilidades de cada uno.

Se invirtieron recursos de la nación para celebrar en Can Cún una reunión internacional sobre el asunto del cambio climático. Allí el Presidente Calderón se puso a la cabeza de los reclamos internacionales para que se tomen medidas concretas, pero no pasa nada. El asunto de la sequía y la imprevisión, por ineficacia, negligencia o deliberada, se le quiere cargar ahora al cambio climático que globalmente nos abruma.

Las elecciones de julio próximo también se manejan como una sucesión de asuntos escandalosos; acusaciones de delito, violaciones de disposiciones constitucionales, conflictos de intereses, etcétera. Como se dice por allí, no hay seriedad; o más bien se trata de fomentar un clima de irregularidad generalizada, al que todos los actores políticos contribuyen.

Tan absortos nos tienen con tantos asuntos escandalosos, que no hay quien preste atención a lo que está pasando en el resto del mundo y ni siquiera con nuestros cómodos vecinos: los norteamericanos. En su mensaje anual ante el congreso el presidente Barack Obama planteó una estrategia y metas para los próximos años, las cuales deberían estar siendo analizadas en México, ya que tendrá impacto en nuestra economía.

Obama reconoció el rezago norteamericano en diversos aspectos: una baja proporción de jóvenes con educación superior; muy bajo rendimiento escolar sobre todo en matemáticas, ciencia y tecnología; lo arcaico de su sistema de ferrocarriles y que no cuentan con ninguna línea de tren de alta velocidad. Entre las propuestas de Obama destacan: para el 2015 lograr que los Estados Unidos cuenten con un millón de vehículos automotores propulsados por energías limpias; otorgar apoyo financiero a los científicos e inventores norteamericanos para generar conocimiento y tecnologías para el desarrollo de las energías limpias y lograr para el 2030 reducir en un 80 por ciento la producción de energía a partir de los hidrocarburos (o sea petróleo); se propone formar en los próximos diez años a 100 mil nuevos maestros con habilidades pedagógicas en materia de matemáticas y las ciencias; además de un crédito fiscal para apoyar que los padres de familia envíen a sus hijos  a la universidad.  

¿Qué tal si se cumplen esas propuestas? ¿Cómo nos afectaría en México? O ya de plano, ¿qué nos proponemos lograr nosotros?; ¿cuál es nuestra visión de futuro?; ¿hacia dónde vamos?

Tal vez se decida que hay que seguir improvisando, tomar las cosas como vienen y gobernar en medio del sobresalto y el temor.

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La Quincena Nº92

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