Vino y se fue
Miguel Trevińo Rábago

Reynosa.- Como vino se fue
con las manos y el corazón vacíos.
No vino a nada
porque su espíritu está muerto.
Ninguna razón es válida
porque la sinrazón lo domina.
Se reunieron los corazones huecos
para justificar su existencia inútil.
Sin luz para iluminar
sin palabras para consolar,
sin Dios en su conciencia
sin amor desinteresado, ni vivo.
Apenas una velita en el mar negro
de los seres más obscuros y bajos,
ya casi sin sangre en las venas
ya sin nada que compartir, excepto humo.
¿A qué vino el falso heredero?
sino a justificar los horrores,
similares a los de sus antepasados
bajo las banderas del anticristo nazi.
Nada nos deja el “vicario”
los criminales siguen allí riendo,
se toman la foto besando manos
llenas de sangre y de pecados.
Lo más triste de todo
es que se envenenaron los corazones
con un “dios” falso
porque el verdadero está secuestrado.

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