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1032 9 Abril 2012

Corea y México
Samuel Schmidt

Los Ángeles, California.- Todas las comparaciones son odiosas pero valiosas. Estuve en Corea del sur y me sorprendieron varias cosas. Concentraron en una metrópoli al 50% de la población del país, desarrollaron muy bien la infraestructura, el metro de Seúl es cómodo y cubre con eficacia la zona metropolitana, los trenes son modernos, rápidos, viajan a tiempo y complementan muy bien con el metro y los camiones. Las señales son en varios idiomas, como para que sus visitantes más asiduos se las ingenien bien.

Mucho comercio en las calles que parece estar bien regulado y se ha desarrollado el comercio de tal manera que se fomenta el consumismo o se acerca la mercancía a la gente. En las estaciones del metro hay centros comerciales e inclusive en una me tocó ver un mercado virtual, donde uno escanea la barra de códigos a su teléfono.

Fuera de Seúl, los espacios agrícolas se ven cultivados, tal y como si aprovecharan todo, y ciertamente, la dieta coreana es rica en vegetales. Las ciudades se ven bastante limpias, solamente en el puerto de Busan, vimos un área al lado del mercado de pescados, faltaba pavimento y el agua de los puestos creaba un lodo muy desagradable.

Finalmente me sorprendió no ver muchos pordioseros y no dudo que los haya, porque como cualquier país capitalista debe tener una cierta cuota de pobres.

Llegué a comer a la colonia Condesa en la Ciudad de México, escogí una mesa en la terraza pensando que el amigo con quien comería todavía fumaba, y aunque dejó el cigarrillo hace años, decidimos quedarnos a comer al aire libre. El ejército de pordioseros fue interminable; constantemente llegan mujeres, con vestidos largos, envueltas en rebozos desgastados, una expresión como para dar lástima, extienden la mano con la palma enconchada hacia arriba y en voz muy baja solicitaban limosna. Tras ella llegaron músicos callejeros, actores callejeros, vendedores de todas las edades ofreciendo chicles, mazapanes y todo tipo de golosinas, la charla durante la comida fue interrumpida sin cesar.

Hace muy pocas décadas, México era por mucho superior a los países asiáticos y respecto a Corea, no hay duda que habiéndose arruinado el país, habiendo cuatro millones de muertos en una guerra que respondió a las necesidades estratégicas de la guerra fría, los del sur fueron capaces de reconstruir su economía y hoy tienen varias empresas de nivel mundial; los del norte están instalados en la postura insensata de asumir que la guerra no ha terminado y necesitan ayuda alimentaria. Cualquiera podría decir que el imperialismo japonés fue más inteligente que el estadounidense y lograron que su periferia creciera. Sus maquiladoras al parecer crecieron, hoy hay industriales coreanos que producen en China.

México desperdició su industria maquiladora, no se ha incorporado un porcentaje significativo de componentes nacionales a los productos y el país se pone a temblar cuando las empresas, que son extranjeras, se van a China. Por cierto, en el diferendo de la industria automotriz con Argentina, el gobierno de México está defendiendo a empresas extranjeras que producen autos en el país, pero que solamente dejan en el país salarios y a veces no muy altos.

Corea nos ha dejado muy atrás. Encontrar la respuesta debe ser crucial para planear el futuro. Posiblemente sea la visión de los empresarios nacionales que apuestan por el largo plazo, o será la visión de los políticos que privilegian el avance nacional a sus intereses personales; en otras palabras, tal vez la corrupción tiene a México anclado en el fondo de las posibilidades.

Alguien me decía, préstale la atención a la cultura y ahí encuentras las respuestas.

En efecto, en Puerto Vallarta encontré que ante la semana santa, los policías empiezan a desplegar un operativo de extorsión a los restaurantes. Me tocó ver policías de tránsito exigiendo comida gratis en un restaurante y diciéndole al dueño que no podía vender bebidas alcohólicas para llevar, a menos que comprara un permiso. Los negocios aumentan los precios para aprovechar el influjo de gente y fuera de las zonas de alto turismo, la basura se ha apoderado del espacio público.

Hoy hay turistas japoneses que viajan a Seúl de compras el fin de semana porque es más barato. Hay turistas estadounidenses, muy pocos, que cruzan la frontera a México para comprar gasolina barata, pero no se aventuran más adentro.

Corea nos dejó atrás y todo parece anunciar, que seremos un destino de folklore turístico para los coreanos que descubren el mundo y proveeremos mano de obra barata a sus industriales que buscan tener al mundo en su mano, y nuestros pordioseros les moverán las manos para recibir caridad.

 

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