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1039 18 Abril 2012

 

ANÁLISIS A FONDO
Mesa del odio
Francisco Gómez Maza

Triunfó la cerrazón; un ditirambo de suciedad
Los panistas no oyeron las razones del acusado

Ciudad de México.- La “Mesa de la Verdad” se convirtió en el estallido de la diatriba, el insulto, el agravio de los panistas hacia los priístas y particularmente hacia el candidato tricolor, Enrique Peña Nieto.

Los líderes de ambos partidos habían acordado establecer la mesa para confrontar información, datos, cifras, fecha de la terminación de las obras comprometidas por el ex gobernador del estado de México, pero los azules llevaron una turba que, mediante gritos e insultos, nunca permitió que los priístas expusieran sus razones, sus fundamentos, sus pruebas.

Todo ocurrió porque la candidata del PAN, Josefina Vázquez Mota, arreció una campaña para acusar a Peña Nieto de mentiroso porque afirma que cumple su palabra, pero en la realidad hay en el estado obras presuntamente no acabadas.

La hora de la instalación de la “Mesa de la Verdad” estaba fijada para las cinco de la tarde, pero en realidad panistas y priístas se instalaron en lugares distintos.

Los priístas lo hicieron en una explanada exactamente donde el gobierno mexiquense de Peña Nieto realizó, sobre el Puente de Vigas,  la ampliación de la vialidad López Mateos en Tlalnepantla, zona conurbada al Distrito Federal. Ora llamada Compromiso 127.
Precisamente ahí habían sugerido los dirigentes panistas que fuera el encuentro, pero en la práctica los azules confundieron, por mala intención, la obra inconclusa de un distribuidor, cuya construcción está suspendida, a unos 200 metros de separación. Y ahí se instalaron para esperar a los priístas.

Efectivamente, aunque no muy convencido, el presidente del PRI, Pedro Joaquín Coldwell, designó a una comisión, encabezada por Gerardo Ruiz Esparza, ex secretario de Comunicaciones del gobierno de Peña Nieto, y ahora uno de los coordinadores de la campaña electoral, para que caminaran hacia donde estaban los panistas, encabezados por su líder nacional Gustavo Madero.

Había quedado claro que el Compromiso 127 que según lo panistas no cumplió Peña Nieto estaba sobre el otrora llamado Puente de Vigas. Pero lo panistas no entendieron razones y acusaron al priísta de no cumplir porque el distribuidor vial no ha concluido.

El Distribuidor Vial es una obra del Fondo Metropolitano, financiada tanto por el estado de México como por el Gobierno del Distrito Federal, pues queda exactamente en los límites entre ambas entidades.

Pero la noticia no fue la Mesa de la Verdad, sino el recibimiento que grupos porriles del PAN dieron a los priístas, en medio de una gritería ensordecedora, insultos, mantas y carteles acusando a Peña Nieto de mentiroso.

Dos horas y media duró el intento de diálogo, que intentó moderar el periodista Javier Solórzano, quien al fin no pudo calmar los ánimos de las huestes del PAN. Cada vez que Madero u otro dirigente albiceleste acusaba a Peña Nieto de incumplimiento porque las obras del distribuidor están suspendidas causando muchos problemas de vialidad a los vecinos de Tlalnepantla, la turba callaba. Apenas comenzaba a dar sus razones un priísta, concretamente Ruiz Esparza, que fue colaborador cercano de Peña Nieto, comenzaba el griterío, los insultos.

No hubo diálogo. Las fuerzas panistas estaban enardecidas y por momentos pareció que aquello terminaría en una infeliz zacapela de graves consecuencias.

Poco faltó porque en un momento Ruiz Esparza comenzó a ser jaloneado por mujeres y hombres endiabladamente enconado en contra de Peña Nieto.

Los periodistas que cubrían el amago de violencia no podía hacer su trabajo, pues también eran arrastrados por la marea panista.

Afortunadamente, a la salida de Ruiz Esparza, el resto de priístas, entre los que destacaban Eduardo Sánchez Hernández, vocero del PRI; el diputado Jorge Carlos Ramírez Marín, el propio Ruiz Esparza, y el diputado ecologista Pablo Escudero, decidieron abandonar el lugar, siempre entre insultos de los apoyadores panista.

Los priístas propusieron que se discutieran, por las buenas, los 608 compromisos que Peña Nieto firmó como candidato a gobernador  y que, ellos aseguraron, cumplió. Inclusive pusieron a disposición de sus adversarios la página electrónica www.peñasicumple.com. Pero jamás lograron convencer a Madero y sus huestes.

Regresaron al Río de los Remedio, donde habían esperado a los panistas, en donde encabezaron una asamblea informativa, encabezada por su presidente Pedro Joaquín Coldwell y Luis Videgaray, coordinador de la campaña electoral de Peña Nieto.

Así que la guerra continúa. Aunque expertos consideran que de este desencuentro los ganadores fueron los priístas, porque hubo una cadena de televisión que trasmitió de pe a pa el desaguisado.

Cayó la tarde pero quedó un mal sabor de boca porque se podía esperar confrontación política e ideológica. No insultos ni agresiones.

analisisafondo@cablevision,net.mx

 

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