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1043 24 Abril 2012

 

Tras el voto de la IP
Hugo L. del Río

Monterrey.- La batalla que tal vez decidirá la guerra la libran López Obrador y Peña Nieto por el voto del empresariado. Fieles a la tradición mexicana, los hombres de negocios están divididos, al igual que los albañiles, los doctores en Filosofía et al.

El hecho de que el tabasqueño haya reunido ayer a mil 300 ipecos no es determinante, como tampoco lo es que Peña Nieto haya cenado la noche del domingo con una veintena de magnates.

Como sea, llama la atención la capacidad de convocatoria de Andrés Manuel para despertar el interés de más de mil hombres de empresa. Hace seis años eso hubiera sido impensable.

Por lo pronto, el dato duro es que la iniciativa privada ya entendió que el candidato de las izquierdas no es el anticristo.

En cuanto al mexiquense, es difícil saber qué impresión causó entre los pesos pesados del mundo empresarial. En esos niveles la discreción es un dogma.

Por lo pronto, el del Estado de México anunció que formará una junta de notables que lo orientará en asuntos de economía y finanzas. Oye pasos en la azotea.

Y es que el tabasqueño está siguiendo una inteligente política de acercamiento con la IP. Y en esto de colmillo político, ni doña Jose ni Peña Nieto son rivales dignos de él. Peor todavía: EPN volvió a perder la figura al negarse a participar en un debate organizado por Carmen Aristegui. La colega es brava, inteligente y está bien informada. Lo peor para EPN: es una periodista honesta.

Tampoco se vio bien el priísta cuando en la Arena Monterrey aplaudió a sus clones: los encopetados y las gaviotas. Pobres diablos. Los epígonos de AMLO y de doña Jose no hacen esos papeles tan tristes.

En estas jornadas tan intensas, se vio mal nuestro gober el joven Rodrigo. Primero, eso de regalar un mes de agua, luego, entregar tres o cuatro despensas a la gente necesitada y tampoco se ve del todo bien que Peña Nieto lo traiga de chofer.

Lo peor es que el aspirante tricolor tuvo que disparar descargas de fuego amigo contra su anfitrión: y es que estamos hasta las cejas de la inseguridad y algo tenía que decir el joven Enrique: ni modo de elogiar los inexistentes logros de Medina en la guerra contra una delincuencia mejor organizada que el gobierno.

Sobre el particular, Jorge Villegas comentó los “errores mayúsculos del PRI cometidos desde palacio. ¿Intencionales?”

En mi opinión, lo más importante del domingo fue la entrevista que le hizo mi amigo Jesús Héctor Benavides al inge Alfonso Romo Garza. Aquí no hubo mensajes en clave ni paños tibios. El entrevistado habló como lo que es: un hombre libre.

Y expresó el hartazgo de decenas de millones de mexicanos ante la violencia, la impunidad, la corrupción, el rezago igual en la economía que en la educación, lo mismo en la infraestructura que en la administración pública.

Algunos titanes de los negocios se embolsan sus buenos millones gracias a la depravación moral que nos tiene en el suelo, pero las mismas corruptelas hacen perder dinero, y no poco, a miles y miles de propietarios de pequeñas, medianas y grandes compañías.

Y está el delicado asunto de la narcoviolencia: los sicarios igual ametrallan a vendedores al menudeo de carrujos que secuestran a potentados.

Ya nadie está seguro.

Y si EPN gana la consulta popular, ya sabemos, atendiendo a sus aliados y promotores, la política que seguirá. Romo Garza no está solo: su discurso es claro, lógico y convincente: hombres y mujeres de su clase social se unirán al proyecto de esta corriente que, en realidad, más que de izquierda es de centro-izquierda.

El Peje no está enfermo de la fiebre expropiatoria o estatizante que enturbió la inteligencia de Luis Echeverría: el de la guayabera nacionalizó hasta embotelladoras de sodas y fábricas de bicicletas.

Nos acercamos al parteaguas y con esa vieja sabiduría que lo caracteriza, ayer en El Universal el maestro Jacobo Zabludovsky escribió: “Todas las medidas (del gobierno) agravan la pobreza de los asalariados… Estamos en las vísperas de la ira. No es hora de lanzar cohetes, sino de impedir la continuación de una política contraria a los intereses de la inmensa mayoría de los mexicanos”.

A propos: qué vergüenza que sea EU el que investiga los sobornos pagados por Walmart a funcionarios mexicanos. Aquí papá gobierno ni se da por enterado. ¿Queremos que sigan estas cosas?

 

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