CRÓNICAS PERDIDAS
Onón
Gerson Gómez

Monterrey.- Los hombres que he conocido, con los que he salido, se la complican. La tuercen. Le sacan filo. La dan por sentada. Como si todas quisiéramos. O actuamos como materia dispuesta. De todas las maneras posibles. Le ponen demasiado coco al asunto. Andan por las ramas. No hablan con claridad. Son inmaduros.

Soy una mujer sin complejos. Ya tengo lo que deseo.  La estabilidad financiera. Académica y laboral.

Mi casa. El carro. Mis hijos. Lo único que me hace falta es sexo. Sin compromiso. Que asistan, cumplan y se vayan sin dejar huella en las sábanas.

Si hablaran con la verdad el mundo sería otro.

Suben los perfiles a los servidores. Lo que buscan es sexo. No compromisos. Nada de comidas o citas románticas. Tampoco yo. Quieren coger. Y olvidarse de todo. También yo.

La neta, muchos de ellos sin viagra no funcionan. Luego andan con problemas cardiacos. Culpando de sus desajustes. Que les duele el pecho. Discúlpame, es la primera vez en la vida que tengo problemas de erección.

Pero mámamela. A lo mejor se pone dura. Aplícate.

Tienen coartada para llegar tarde a casa. Los hijos duermen ya.

Y eso les mutila la inspiración.

Dicen que están tensos. Muchas presiones. Dame chanza a que haga efecto la pastilla azul de la felicidad.

Que están embarcados con la hipoteca de la casa, el carro, la desparasitada del perro, que pagan el colegio y las próximas vacaciones en la playa.

Por eso andan cortos de efectivo y de crédito.

Que los disculpe. Pero que les han dicho, a manea de descargo, que hacen el mejor sexo oral del norte del país.