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1052 7 Mayo 2012

 

Nudo gordiano en la educación
Ismael Vidales Delgado

Monterrey.- De acuerdo con las notas de prensa recientes se hizo el corte en el nudo gordiano de la Evaluación Universal: se impuso el músculo del SNTE sobre una famélica SEP posponiendo el multicitado y mutilado evento para el momento en que hayan pasado las elecciones.

El asunto, como todo engendro endogámico e incestuoso, tuvo un origen inusual: fue concebido por el SNTE, ahijado por el Ejecutivo Federal, entregado en adopción a la SEP y antes de nacer fue manoseado por gente de toda broza y laya (como decía Fray Servando), incluidos los candidatos presidenciales, que si de algo no saben, es precisamente de este tema, que se ha magnificado como si en él se resumiera el proyecto educativo de la nación, cuando es solamente un factor y a veces un componente de un proceso mucho más complejo del que todos hablan y nadie entiende, pero que da ocasión para dar vigencia al apotegma “El sabio no dice lo que sabe, el ignorante no sabe lo que dice”.

Aprovechemos este impasse previo a las elecciones, para proponer a los candidatos presidenciales y a quien aspire a relevar al doctor Córdova, que reflexionan en algo más grande que la Evaluación Universal, que no es evaluación ni es universal, ni nada del otro mundo, ni va a solucionar los graves problemas educativos de un México que casi pide a gritos el sacramento de la extremaunción.

Pensar en las fracciones de la administración de la educación no está mal, por algo se empieza, pero eso no es la educación, por ello resulta sumamente grave tener esa única visión de lo que es el fenómeno educativo. En estas circunstancias es lamentable que las más altas personalidades responsables de la educación no sepan de educación, y todo indica que en esas andamos.

La nuestra es una sociedad descuidada e insensible y por ello reproduce dirigentes sindicales, políticos y secretarios de educación que tienen como escuelas ideales las que sólo se interesan en pequeñeces como Carrera Magisterial, Desempeño docente, Enlace, Estándares de Desempeño, Exámenes de Preparación Profesional, y otras lindezas asociadas exclusivamente con el salario y la movilidad profesional, lo cual no es desechable, pero insisto, eso no es la educación.

Necesitamos una nueva educación que produzca una sociedad interesada en los seres humanos como tales, no en el inmediatismo y el pragmatismo darwiniano que nos ha llevado a donde estamos. Urge una escuela holística integral, que privilegie el nosotros sobre el yo, la colaboración sobre el individualismo, el respeto a la diversidad y la tolerancia sobre la discriminación, la ética y la moral sobre los calendarios de valores. Urge una escuela humanizada empeñada en humanizar. Urge huir de lo secundario, lo incidental, lo intrascendente, lo trivial, para ir a revisitar la soledad, el abandono, el hambre, el silencio, el llanto, el hábitat, el dolor, el maltrato, la discriminación, la indiferencia, la muerte. ¡Urge mirarle el rostro a la vida real!

Pero esto no lo pueden hacer los que no soportan ver ni su propia cara y la modifican a conveniencia mediante los cosméticos y el fotoshop y con fruición de Narciso no se conforman con contemplarse en la intimidad,  sino que nos endilgan posters, panorámicos, llaveros, vasos, videoclips… por todas partes y en todo momento, sin rubor, sin respeto, sin nuestro consentimiento.

La tecnología, la competitividad, la calidad total, la excelencia, las certificaciones, la evaluación compulsiva, la educación por competencias, la concepción errada de la ética (definida por Savater como “Lo que le falta a los demás”) y la moral (que definió el legendario cacique potosino Gonzalo N. Santos como “El árbol que da moras”) constituyen la pedagogía actual, con la que administran la educación las autoridades del ramo. ¡Qué tristeza!

Las cosas en educación y en otros ramos como el desempleo y la inseguridad, la corrupción y la impunidad, han llegado a situaciones-límite, esto no da más. Necesitamos, como dice Maturana “echar a andar la biología del amor” esa ciencia imperceptible que nos define como seres de apego, de contacto, de vinculación, es decir capaces de amar a los demás, de interesarnos en ellos, de solidarizarnos con sus utopías, quimeras y sueños, de morir con ellos y por ellos, de lo contrario, avanzaremos con mayor rapidez hacia nuestra propia destrucción.

Ya es tiempo de hacer algo, algo más que la Evaluación Universal que ─a propósito─, si puede revisar las guías en el sitio de la web, se dará cuenta que lo único que propone como temas de evaluación a los maestros, es el dominio de la información referida a la conclusión e implantación de la RIEB. ¡Vaya evaluación! Y en algunas entidades, las autoridades ya preparan los cursos para apoyar a los maestros en esta evaluación, es decir, están como el Tío Lolo “que le gustaba hacerse tonto solo”.

Urge una escuela que enseñe a los estudiantes a caminar hacia la autonomía moral, la madurez del carácter, la libertad en el contexto de los valores de  la democracia, todo esto en vez de las enseñanzas actuales que apuntan como tiro de escopeta: a ver dónde hacen blanco.

La escuela no debe olvidar que es una entidad a la que la sociedad ha confiado sus más grandes aspiraciones que ciertamente no han cambiado nunca, son universales (esa sí son universales) y para siempre, cambian las estrategias, las maneras, pero la sustancia permanece. Desafortunadamente hoy se le apuesta principalmente a la inteligencia cognitiva: el hijo bueno es el que seleccionó la escuela para que viajar a la capital a saludar al presidente, no la hija que cuidará a su padre cuando viejo, pobre y con las piernas gangrenadas se esté muriendo, si se les enseñara algo de esto, estaríamos hablando de experiencias vivas de aprendizaje con sentido.

Al niño se le hacen miles de preguntas en todo tipo de evaluaciones inútiles, porque nunca se le pregunta si durmió, cenó, desayunó, trae algo para comer en la escuela, cómo están sus padres, tienen trabajo, hace cuánto tiempo que no come carne, desde cuándo no va al cine o de vacaciones, los han golpeado, degradado, abusado, eso no se sabe, no se pregunta, no importa.

Es el tiempo de repensar la educación, refundar el sistema educativo, así como está no aguanta más. Urge una escuela diferente, lo pudo hacer Lorenzo Milani en Barbiana, Carlos A. Carrillo, Paulo Freire en varios países del sur, Celestine Freinet, Lauro Aguirre, Ignacio M. Altamirano, Enrique C. Rébsamen, Enrique Laubscher, en la región veracruzana de los Tuxtlas… ¡Ah, se me olvidaba, ellos eran maestros de corazón y vocación!

ividales@att.net.mx

 

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