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1093 3 Julio 2012

 

ANÁLISIS A FONDO
Si la abuela tuviera ruedas…
Francisco Gómez Maza

El juego era mañoso, pero todos jugaron
La “democracia” mexicana es tramposona

Ciudad de México.- Los ciudadanos que fueron a votar aceptaron las reglas del juego, las escritas y las no escritas. Consciente o inconscientemente, se plegaron a las condiciones de una democracia representativa que no garantiza, aquí y en China, una auténtica democracia en la que quienes mandan son los ciudadanos, y los “gobernantes” sólo son empleados asalariados.

Pudo haber habido fraudes durante la jornada electoral del domingo, pero… pero aceptaron las “reglas” de un juego tramposón. Y de las tramposadas ningún partido se salva.

Todos tuvieron su oportunidad, dentro de esta “democracia”, cuya finalidad es legalizar y legitimar el estado de cosas. Lo advertimos a tiempo: las elecciones son un mecanismo para que los políticos obtengan y se fortalezcan en el poder. Lo aceptaron. Creyeron que cambiarían el mundo con una equis en una boleta electoral.

En honor a la verdad, el llamado “pueblo”, al que tanto invocan los políticos, es sólo una concepción fantasiosa, inexistente, mítica. Informada, o desinformada, manipulada o comprada, la mayoría de ciudadanos que fue a las urnas el domingo primero de julio optó por la resurrección de lo que por poco más de 70 años fue  “la dictadura perfecta”, como la bautizó el intelectual peruano - español, de pensamiento conservador, Mario Vargas Llosa.

Las cifras del IFE son contundentes. Se puede alegar que hubo irregularidades graves, acarreos, compra de votos, operaciones chanchulleras de cualquier tipo, etcétera, pero la historia electoral es maestra y no cambiará el veredicto de la mayoría, desinformada, informada, comprada, manipulada como hemos dicho.

Qué le pasó a Andrés Manuel López Obrador cuando siempre aseguró ser puntero; cuando fue ferozmente apoyado por un movimiento renovador de la conciencia juvenil, cuando el Facebook y el Twitter desbordaban de simpatizantes de la izquierda.

Si concibiéramos a esos medios de comunicación como la plaza pública en donde se dirimen los asuntos públicos, y se decide el futuro de una sociedad, el ganador en las elecciones del domingo tendría que haber sido López Obrador. Pero los hechos indican que esos foros cibernéticos apenas están en construcción. Por ahora sólo son un mundo virtual, de aspiraciones, de deseos, de sueños y ensueños. Y no tienen absolutamente nada qué ver con el mundo real. Éste es gratificante para unos y endemoniadamente infernal para las mayorías informadas o desinformadas.

López Obrador y sus millones de seguidores fallaron esta vez. Tienen que reconocerlo. Pueden alegar fraude, pero de fraudes está empedrado el camino electoral de esta partidocracia que agobia a los ciudadanos. Y López Obrador es parte de esa perversidad que representan los partidos políticos. No puede llamarse a engaño.

Es muy posible también que la izquierda lopezobradorista representara en realidad el “cambio verdadero” propuesto por el candidato, pero… pero ni éste, ni sus asesores, ni sus expertos en comunicación de masas supieron “venderlo” a la mayoría informada y menos a la desinformada.

Los miembros del Movimiento Progresista equivocaron la táctica de campaña y perdieron un tiempo valiosísimo en el juego sucio de la injuria, el infundio, cuando deberían de haberlo dedicado a explicarle, sobre todo a los votantes desinformados, lo que querían decir con “cambio verdadero”. Jugaron el juego de la “democracia”, de esa que sólo es una palabra imaginaria para manipular la conciencia de los ciudadanos. Tendrían que haber actuado en consecuencia, aunque esta advertencia es como decir: “si mi abuela tuviera ruedas sería bicicleta”.

El golpe está dado y, como dice el refrán chiapaneco, palo dado ni dios lo quita. Peña Nieto puede representar el pasado corrupto e impune del PRI. Puede ser. Pero, con sus advertencias de que no volverá al pasado y de que los mexicanos le están dando una segunda oportunidad a su partido, es quien está programado ya para  tomar posesión de la presidencia de la república el próximo primero de diciembre. En alguna ocasión, en este espacio, aseguramos que cabalgaba en caballo de hacienda.

Qué se puede decir del PAN y de su candidata. Se puede especular lo que la imaginación pueda sugerir. Lo cierto es que quedaron hechos trizas. Y les costará mucho reponerse. Pecaron, como dirían los moralistas, de soberbia. Jamás doña Josefina tuvo el valor de deslindarse del presidente Felipe Calderón, quien tiene ya cansada, decepcionada a la mayoría de los ciudadanos. En el 2006, el PAN era el “partidazo”. Fox Quezada se alzó con la presidencia por casi 16 millones de votos contra 14.5 del PRI. En el 2006, Calderón ya no fue tan productivo. Le “ganó” a López Obrador por 0.5, pero “aiga sido como aiga sido” entró al Congreso para tomar posesión por la puerta trasera.

Este domingo, el PAN fue sepultado en la tumba cavada por el mismo Felipe Calderón. Difícil le será resucitar. La historia no perdona.

Así es esto de la política politiquera. Muchos menjurjes, mascarillas, tintes, peinados, pero poca carnita. Mientras tanto, muchos ya se ven en un despacho de lujo como secretarios de estado.

analisisafondo@cablevision.net.mx

 

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