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1147 17 Septiembre 2012

 

Programa Estatal de Formación de Ciudadananía
Efrén Vázquez

Monterrey.- El primero de noviembre de 2010, en mi carácter de presidente del Círculo Ciudadano Contra la Corrupción, presenté al Congreso del Estado las directrices políticas para la creación de un programa estatal de formación de ciudadanía.

A casi dos años de esta propuesta que significó para nosotros muchas horas de trabajo, no ha habido respuesta alguna. Razón por la cual he decidido publicarla de manera íntegra, dividida en tres partes. La de hoy, inspirada en la hermenéutica filosófica de Gadamer, entre otras fuentes, es la justificación de dicho proyecto ciudadano.  
C. INTEGRANTES DE LA LXXII LEGISLATURA DEL CONGRESO DEL ESTADO DE NUEVO LEÓN
P r e s e n t e:
EFRÉN VÁZQUEZ ESQUIVEL, mexicano, mayor de edad, de profesión profesor universitario y periodista, sin adeudos fiscales, en lo personal y en representación del Círculo Ciudadano Contra la Corrupción, la Impunidad y los Abusos de los Agentes del Orden, A. C., señalando como domicilio convencional para recibir y oír notificaciones el marcado con el número 1416, Norte, Colonia Terminal, en esta ciudad, de la manera más atenta comparezco ante esa Soberanía a exponer:
Que por medio del presente escrito y copias simples del acta constitutiva del aludido organismo de la sociedad civil, para su debido cotejo con el documento original; y así mismo, con fundamento en el artículo 8 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y el mismo numeral de la Constitución Política del Estado de Nuevo León, acudo a solicitar a las fracciones que integran el H. Congreso del Estado se apruebe un punto de acuerdo para que se someta a discusión la creación de un “Programa Estatal de Formación de Ciudadanía para el Estado de Nuevo León”, cuyas directrices políticas que estimamos deberá orientar su formulación por los mejores expertos, se acompaña a este escrito.
Esta solicitud, además de la fundamentación legal antes señalada, en encuentra también apoyo en los siguientes hechos,  consideraciones y razones derivadas de la experiencia de la ciencia social.
1. El deterioro de todas nuestras instituciones que se expresa entre muchas otras formas en una incredibilidad pasiva por parte de los ciudadanos. El ciudadano común es flagelado por un nihilismo adormecedor, no cree en nada pero tampoco hace nada para que las cosas cambien, de manera muy significativa el deterioro galopante que sufren las instituciones ha afectado  a las de procuración e impartición de justicia. Y a todos conviene revertir con formación de ciudadanía este panorama.

2. El fenómeno de la corrupción en todas sus formas de expresión y en todos los niveles de la vida pública. La corrupción es parte de la forma de ser del ciudadano común, nos hemos acostumbrado a vivir en ella y con ella, a grado tal que se la considera como un mal necesario: “El que no transa no avanza”, es la divisa. Es necesario atacar este fenómeno, someterlo a control, y la única manera de poder hacerlo es con formación de ciudadanía. Es cierto que de acuerdo a lo preceptuado por el artículo 41 de la Constitución de 1917 los partidos políticos tienen asignada la obligación de hacer participar a los ciudadanos en la vida democrática del país, del horizonte de este texto constitucional citado se desprende que los partidos deben formar ciudadanía, pero estos no cumplen con esta obligación y alguien debe cumplirla. Alguna institución, como la que se propone crear, debe realizar la tarea de formar ciudadanía.   

3. La pérdida galopante de la calidad de vida de los nuevoleoneses, como consecuencia de los embates de la delincuencia organizada, fenómeno que ha encontrado como mejor suelo para su enraizamiento el fenómeno de la corrupción. Los expertos que en países sudamericanos han estudiado los fenómenos de la delincuencia organizada y el de la corrupción, han concluido que éstos son como dos frondosos árboles que crecen siempre juntos, uno al lado del otro y cuyas raíces bajo la tierra se encuentran sólidamente unidas. Recuperar el nivel de la calidad de vida que teníamos para a partir de allí poco a poco incrementarlo, hasta lograr un buen rango, es algo que de manera urgente exige como mejor capital social la formación de ciudadanía.

4. La falta de cultura de búsqueda de acceso a la información pública y de rendición de cuentas, ello a pesar de las normativas en vigor que regulan el acceso a la información pública, lo cual ha traído como consecuencia que la cultura de la corrupción permanezca incólume.

5. La incapacidad para el diálogo que nos caracteriza. Para algunos, esta pérdida es algo que tiene que ver con la manera de pensar del cientificismo y tecnicismo que ha engendrado nuestra civilización, de la cual ha surgido una conciencia monológica que nos hace creer, consciente o inconscientemente, que cada uno de nosotros es dueño de la verdad. No creemos en que es posible que la verdad (o parte de ella) no esté en mí sino en el otro, por lo que yo necesito al otro para a través de un proceso dialógico desvelar la verdad.

La verdad está en mí, o en la doctrina del partido, del cual soy una de sus partes, o en la doctrina de la iglesia, de la cual soy uno de sus fieles, etc., y si esto el otro no lo ha entendido ese es su problema, no el mío. Y a partir de esta actitud y creencia que estructura la personalidad de los sujetos, se llega a la sesión del  congreso, a la reunión del partido, del sindicado, o de la ONG, etc., con la firme convicción de que yo soy el portador de la verdad, que el otro (o los otros) lo que tienen que hacer es escucharme, para que sepan algo de la verdad. Bajo esta tesitura, se suele creer que entre menos sea el número de integrantes de la comisión que se nombró para algo; y entre menos dialogadores sean sus integrantes, mucho mejor, porque así es más fácil que se logren los acuerdos, los cuales hasta pueden llegar a lograrse por unanimidad.   

Urge la substitución de la conciencia monológica que nos caracteriza como individuos por una conciencia dialógica, debemos aprender a dejarnos decir algo por el otro porque es posible que la verdad esté en el otro, no en mí. Tenemos que aprender a dialogar para poder ser más humanos y mejores ciudadanos. El diálogo debe ser racional, y en el diálogo racional se busca un acuerdo de sentido sobre algo, el diálogo es un proceso de comunicación de sentido que busca un acuerdo o desvelar la verdad de algo; y para llegar al acuerdo que se busca, se necesita que haya preguntas y respuestas. En un proceso de diálogo racional las preguntas y respuestas no cesan sino hasta que se logra el acuerdo de sentido que se busca. Y si se diera el caso de que a la pregunta formulada no se le diera una respuesta orientada por aquello que se busca sino que una de las partes opte por la puerta de la evasión, entonces el diálogo se interrumpe, no hay más diálogo, y si no hay diálogo, no hay acuerdo.

El diálogo está en crisis, paradójicamente en tiempos en que la técnica ha hecho posible la comunicación simultánea y bimodal en todo el mundo (lo que acontece en un lugar cualquiera se sabe al instante en todo el mundo), tristemente se observa una monologización de la conducta humana, la cual ya se ha convertido en una enfermedad que todos sufrimos. Se puede ahora estar absorto en la Web, aparentemente comunicándose con alguien a miles de kilómetros de distancia y, a la vez, ignorar religiosamente al que tenemos al lado.

Cómo hemos podido hacer posible que hasta en la comunicación política, que ahora se hace por el correo electrónico, los razonamientos, las argumentaciones (o disertaciones) sean sustituidos por incoherentes frases y vacíos signos que nada dicen. En primer lugar porque quienes los transmiten no se ven los rostros para leerse también el lenguaje corporal, y en segundo porque dichos signos no son parte de preguntas y respuestas, condición esencial del diálogo, de tal manera que si a la pregunta en vez de la respuesta aparece la evasión de la respuesta, entonces no hay diálogo.

Para Aristóteles la capacidad para el diálogo es un atributo natural del hombre, pero esa capacidad ya la hemos perdido y ahora hay que aprender de nuevo a dialogar para poder ser buenos y mejores ciudadanos.

Por último, C. Diputados integrantes de esta legislatura ante la que comparecemos:

1. Es necesario recuperar la credibilidad en nuestras instituciones, porque con ello se generan condiciones para la gobernabilidad.

2. Es necesario combatir el fenómeno de la corrupción, porque ésta es la mejor tierra fértil para el florecimiento de la delincuencia organizada.

3. Es necesario recuperar el nivel de calidad de vida que antes teníamos para ubicarlo en un mayor rango.

4. Es necesario impulsar la cultura de rendición de cuentas, porque con ello, a la vez que se combate a la corrupción, se recuperan los desvíos de recursos para una mayor inversión en la obra pública, pero además porque con el combate a la corrupción se impulsa una praxis generadora de valores. 

5. Es necesario que aprendamos a dialogar porque sin diálogo no hay acuerdo y para poder llegar ser mejores ciudadanos. Y para la realización de todos estos legítimos deseos de ciudadanos libres y conscientes, necesitamos la creación de un Programa Estatal de Formación de Ciudadanía para el Estado de Nuevo León.

RESPETUOSAMENTE

Por la preservación, consolidación y fortalecimiento del Estado constitucional de derech.o
Por la recuperación del nivel de la calidad de vida de los nuevoleoneses.
Por la seguridad pública que todos deseamos.

Círculo Ciudadano Contra la Corrupción, la Impunidad y los Abusos de los Agentes del Orden, A. C.,
Dr. Efrén Vázquez Esquivel

 

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