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1161 5 Octubre 2012

 

40 años del FIC
Luis Miguel Rionda

Guanajuato.- En 1972, en la Universidad de Guanajuato nació el interés de conmemorar los 20 años del montaje de los Entremeses de Miguel de Cervantes por parte del grupo de Teatro Universitario y bajo la dirección de Enrique Ruelas Espinosa, un 20 de febrero de 1953.

Fue dentro del marco de la Segunda Asamblea Nacional de Universidades. Este suceso cultural había transformado radicalmente a la ciudad de Guanajuato, hasta entonces sumida en una triste depresión económica, y la proyectó como uno de los destinos de turismo cultural más importantes del país. En 1972 era rector el licenciado Enrique Cardona Arizmendi. Su jefe del Departamento de Acción Social y Cultural era mi padre, el maestro Isauro Rionda Arreguín, quien se había desempeñado 15 años como actor en el conjunto teatral universitario.

Muchos otros universitarios contribuyeron con ideas e iniciativas, pero la principal, al menos al principio, fue la de organizar un magno evento cultural universitario que conjuntara varias actividades de orden nacional e internacional a lo largo de seis semanas, entre el 28 de julio y el 23 de septiembre de ese año.

Esto como una forma de “calentar motores ante la inminencia del evento que se había anunciado desde febrero anterior en la ciudad de México: el Festival Internacional Cervantino. Se trató del Primer Coloquio Cervantino en Guanajuato. Participaron grupos y artistas de la UG y otras universidades, el Seminario de Cultura Mexicana, la Academia Nacional de la Lengua, el Cuarteto de Cuerdas “México”, el Ballet Folklórico de Lyon, Francia, el guitarrista Mauricio Ponce Montero, su hermano Rodolfo el organista, y la Orquesta Sinfónica de Michoacán. El grupo teatral de la Escuela de Filosofía y Letras estrenó la obra cervantina “Pedro de Urdimalas”, en la Plaza de San Francisquito, bajo la dirección de Alfredo Pérez Bolde. El Teatro Universitario, a su vez, estrenó la obra “Estampas del Quijote”, bajo la dirección de Enrique Ruelas, en la Plaza del Mineral de Cata. También se desarrolló un concurso nacional de teatro durante diez días, un coloquio sobre actividades estéticas para la educación media; se inauguró el Museo Casa Diego Rivera y una sala histórica en la Alhóndiga de Granaditas.

El gobierno federal fue muy sensible a la inquietud guanajuatense, favorecida por el hecho de que el presidente Echeverría había vivido en la ciudad y convivido con la clase intelectual guanajuatense entre 1947 y 1949, cuando fue delegado del PRI en la entidad. Agustín Olachea Borbón, jefe del Departamento de Turismo, propuso que el Primer Festival Internacional Cervantino se celebrase en Guanajuato, como parte de las actividades vinculadas al Año del Turismo para las Américas, promovido por la UNESCO. Mi padre me cuenta que la idea le nació en Oaxaca, durante la celebración de la fiesta de la Guelaguetza, tal vez en julio del año anterior. Esto fue durante una conversación con representantes de Guanajuato, entre los que se encontraba mi progenitor. Tanto el presidente de la República como el gobernador Manuel M. Moreno vieron con simpatía la idea y aprobaron los recursos necesarios.

El primer FIC se inauguró el viernes 29 de septiembre en el Teatro Juárez por parte del hermano del presidente, Rodolfo Landa, junto con el gobernador Moreno y el jefe de turismo Olachea. A lo largo del día se habían inaugurado las renovadas plazas del Mineral de Cata -que fue rebautizada como “Plaza del Quijote”, luego de que le aplicaron una “restauración” que quiso imitar a las villas de La Mancha-, la de San Fernando y la de San Roque. La primera estatua de Cervantes fue develada en la glorieta de Dos Ríos –hoy se encuentra en la Plaza de San Francisco-. Participaron los miembros del recién integrado patronato, presidido por la actriz Dolores del Río, Mario Moreno “Cantinflas”, Héctor Azar, Antonio López Mancera, Gloria Caballero, Alejandro Ortega, el maestro Enrique Ruelas y el arquitecto Óscar Urrutia Tazzer, primer director general del festival.

Trece países presentaron su oferta cultural durante 20 días continuos. La Ópera Nacional del INBA inauguró con el Don Quijote de Massenet, y continuó con otros montajes en días posteriores; también participaron Nati Mistral, con un Homenaje a Federico García Lorca; el grupo de teatro de la UNAM; Pilar Rioja con “Teoría y juego del duende”, de García Lorca; Germain Montero, con un Recital de canciones del Siglo de Oro; el conjunto inglés de Bárbara Lee Hunt y Julian Glovert, con “Shakespeare, the Age, the Man and the Players”; las marionetas de Checoeslovaquia; la mezzosoprano norteamericana Betty Allen, con “Negro Spirituals”; la española Compañía Nacional de Teatro, con “Dulcinea” y “Misericordia”; el grupo de teatro del INBA, con “El Examen de Maridos” de Juan Ruiz de Alarcón; Las Danzas Clásicas de Japón, con Seshu Shigayama y Kaoru Washiyawa; la pianista francesa Gisele Gruss; el grupo del Teatro Nacional de Costa Rica; Coros y Danzas de España, con Enrique Morente (cante hondo); el Ballet Folklórico de Guatemala; un grupo de teatro de Checoeslovaquia que representó los Entremeses Cervantinos; etcétera.

Estos dos eventos fueron el germen de lo que nadie en ese tiempo auguró su posterior florecimiento y consolidación como el quinto festival cultural más importante del mundo, como acaba de declarar Consuelo Sáizar. Incluso en 1973 no se verificó el segundo FIC, pues se le consideró demasiado caro. Afortunadamente se retomaría al año siguiente, con mejores perspectivas.

Antropólogo social. Profesor investigador de la Universidad de Guanajuato, Campus León. luis@rionda.net – www.luis.rionda.net - rionda.blogspot.com – Twitter: @riondal

 

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